«Chica conoce a chico, interactúan y después de un tiempo de conocerse deciden convivir juntos. Este podríamos decir que es el estándar al que estábamos acostumbrados, pero en los últimos años se ha producido un cambio importante». Así lo pone de manifiesto la coach personal y de salud, Marga Almarcha, que destaca que cada vez hay más parejas que deciden seguir viviendo cada uno en su casa. «Podemos contemplar la convivencia como una opción más, pero no como el fin último necesario de la pareja», expone.
«Vivimos en una sociedad en continuo movimiento donde los cambios cada vez son más rápidos a todos los niveles. Cuando hablamos de la forma en la que nos relacionamos, estos cambios también se ven reflejados en la forma en la que se viven las relaciones. Así, los modelos de relaciones interpersonales y de familia típicos se están transformando, pasando a otras fórmulas que se adapten mejor a lo que los miembros de la pareja necesitan, se sienten más cómodos o simplemente quieren experimentar», señala.
La coach explica que «una forma de cambiar este modelo relacional es ser pareja, pero sin llegar a convivir; es decir, deciden vivir cada uno en su casa la mayoría del tiempo y el fin de semana o las vacaciones están juntos». Esto tiene ventajas, ya que «disfrutan del beneficio de tener un compañero sentimental que les apoye y, al mismo tiempo, gozan de la independencia individual que le da a cada uno su hogar». A su modo de ver, «esta forma de construir la relación, aunque a ojos de muchas personas pueda parecer insostenible, puede representar el éxito de la misma». Esto se debe a que «muchos de los conflictos que se generan derivados de la convivencia, sumados a la falta de comunicación, hacen que la relación esté continuamente pendiente de un hilo. Por ello, vivir separados se postula como una buena alternativa».
Además, añade que otra de las causas que propician vivir separados son laborales, tales como parejas que viven en otras ciudades, que viajan mucho o que tienen horarios diferentes, etc. También es habitual cuando hay hijos con otras parejas; en ocasiones puede resultar más cómodo vivir separados cuando cada uno de ellos tiene a sus descendientes y cuando éstos se van con el otro progenitor hacer vida de pareja.
¿Cómo lograr que funcione?
Almarcha advierte que, pese a las ventajas, vivir separados también tiene inconvenientes; y, en ocasiones, éstos pueden hacer que la relación no funcione. Para evitarlo y lograr el éxito recomienda mantener el foco en aspectos tan importantes como:
Tener una comunicación fluida y de calidad. «No basta con contarse lo que ha pasado en el día, es necesario profundizar en sentimientos y conectar con las necesidades que no se están viendo cubiertas en ese momento. Expresar cómo uno se siente con la distancia ayuda a sentirse más cerca del otro».
Tener confianza en la otra persona. «Es un pilar importante para mantener la relación cuando hay un espacio entre ambos y tiene que ser recíproca. Llegar a acuerdos es necesario para que no se generen situaciones que provoquen inseguridad».
No alimentar pensamientos que generen dudas. «Pensar en qué estará haciendo la otra persona, si se estará acordando de ti, si te echa de menos, etc. no es recomendable. Lo mejor es preguntárselo a la pareja directamente, pero desde cómo te sientes tú, evitando que llegue como un reproche.
Ver un cierto futuro en la relación .«Esto es fundamental para que la distancia se acorte y no represente el obstáculo que haga que se rompa la relación. Para ello, es necesario cultivarla con encuentros esporádicos, con detalles y con la ayuda de la tecnología».
Diseñar grandes reencuentros, como si fueran las primeras citas. «El hecho de no verse habitualmente puede dar la oportunidad de que cuando se produzca el reencuentro se viva con más ganas; es necesario que se cultive. Cuida cada detalle para hacerlo único. Para ello, interesarte por los gustos de tu pareja, por sus inquietudes, por sus anhelos, etc. es un trabajo previo que tendrás que ir haciendo».
La coach concluye que «encontrar alternativas de convivencia que ayuden a mantener la relación es en sí mismo un reto, pero al mismo tiempo puede suponer un gran triunfo. Estar abiertos a construir un tipo de relación donde compartir el mismo espacio emocional que no requiera necesariamente compartir un espacio físico puede ser una fórmula muy válida para que las nuevas relaciones que surgen se adapten a los tiempos que corren, sobre todo cuando ya se empiezan a cuestionar ciertos modelos tradicionales en pro de una mayor, igualdad, libertad e independencia».