«A lo largo del día llegamos a tener aproximadamente 60.000 pensamientos, éste es el gran ruido mental con el que tenemos que convivir a diario». Esta es la reflexión que lanza esta semana la coach personal y de salud, Marga Almarcha. En este sentido, explica que se trata de «pensamientos recurrentes que en muchas ocasiones nos llevan a mantener un diálogo interno, que nos aleja de sentirnos en paz con nosotros mismos. Frases del tipo 'todo me sale mal', 'siempre me distraigo' y 'nunca hago lo que debería' no hacen más que generar en nosotros un miedo que nos puede limitar en muchos momentos de nuestra vida».
Almarcha argumenta que «pensar es algo automático, por lo que de forma inconsciente nos enviamos determinados mensajes continuamente: unos serán más valiosos y otros, en cambio, tendremos que desterrarlos. De ahí la importancia de entrenar la habilidad de la observación, de no solo lo que está fuera de nosotros, sino de lo que está ocurriendo en nuestra mente; ya que la consecuencia puede ser entrar en un juego mental nada aconsejable».
A su modo de ver, «reconocer ese ruido mental nos puede ayudar a disminuir la distancia entre cómo estamos y lo que queremos, sobre todo, cuando se trata de pensamientos que nos limitan o nos incapacitan». Sin embargo, reconoce que «parar el pensamiento no es tarea fácil pensando en la cantidad de ideas repetidas que podemos tener a lo largo del día; pero, sin duda, las siguientes recomendaciones te ayudarán a poner foco y, así disminuir ese ruido mental.
Claves para frenar los pensamientos negativos
Entrena tu capacidad de observación. «Al principio te puede ayudar observar cosas cotidianas: el ir y venir de los coches, el movimiento de las ramas de un árbol, un edificio…. Se trata poner tu atención en algo en concreto durante un espacio de tiempo donde única y exclusivamente estés ahí. En este sentido, el mindfulness y la meditación son otro tipo de prácticas que también te pueden ayudar.
Observar lo que te estás diciendo. «Es importante que pongas atención en aquellos pensamientos que se repiten con mayor frecuencia y con las sensaciones corporales que van asociadas a los mismos, sobre todo porque son la llave de nuestras emociones que, en muchas ocasiones no sabemos poner nombre».
Presta una mayor atención a aquellos que lleven un 'nunca', 'siempre', 'todo' o 'nada' en su construcción. «En muchas ocasiones este tipo de pensamientos tienen un gran peso en nosotros, ya que hacemos ciertas generalizaciones provocadas por nuestras interpretaciones que no se acercan a la realidad y que nos pueden ocasionar emociones desproporcionadas al tener una visión sesgada de esa realidad».
Anota los pensamientos que te chirríen o que se te hagan bola sin filtros. «Verlos plasmados en un papel te ayudará a coger distancia y a poder analizarlos más tranquilamente, quizá desde una perspectiva más neutral».
Descarta aquel pensamiento que no te sume. «Como diría David del Rosario, investigador en Neurociencia, un pensamiento sólo es una propuesta. Así que en nosotros está la llave para elegir aquellos pensamientos que realmente nos sirvan para hacernos sentir mejor».
Para concluir, Almarcha asegura que «el ruido mental forma parte de nuestra vida. Ahí está con mayor o menor volumen para hacernos conscientes de que nuestros pensamientos vienen de la mano de cómo hemos sido educados, de los diferentes constructos sociales a los que nos hemos sometidos y en los que creemos como una verdad y que en algún momento hemos dado por válidos. La buena noticia es que no somos nuestra mente, aunque en muchas ocasiones nos hayamos identificado con ella, por lo que podemos aprender a tomar distancia y empezar a diferenciarnos de ella y llegar a ser simplemente observadores sin tomar partido de un juego, en muchas ocasiones, peligroso para nuestro bienestar».