«Llorar es de cobardes», «los chicos no lloran», «¡No llores, con lo guapa que tú eres!». Estas son algunas de las afirmaciones que están totalmente asentadas en nuestra sociedad y que nos han ido trasladando desde pequeños. Sin embargo, los expertos han constatado que no son ciertas, ya que llorar también tiene beneficios. La coach personal y de salud, Marga Almarcha, los pone de pone de manifiesto y recuerda que el llanto «está presente en nuestras vidas desde el mismo momento en el que nacemos». A su modo de ver, las expresiones citadas con anterioridad «nos han llevado a pensar que llorar es malo, de débiles o de chicas; generando estereotipos que hemos ido asumiendo como válidos y, por los cuales, hemos pagado un alto precio, sobre todo los hombres».
Almarcha explica que «llorar es una forma como otra cualquiera de expresar emociones como la tristeza, la rabia, el dolor». Además, precisa que «en algún momento hemos llorado de alegría, así que hemos podido comprobar en nuestras propias carnes ambas sensaciones». En este punto, expresa su preocupación porque «negamos el llanto como expresión de las emociones». El motivo puede ser la «vergüenza a mostrar una vulnerabilidad que no es bien acogida en la sociedad actual, donde hacerlo puede ser muestra de poca gestión emocional». Ante esta situación, lo normal es dejar el llanto «para esos espacios donde nos sentimos completamente seguros porque sabemos que no está presente la mirada de juicio».
¿Qué beneficios nos regala llorar?
La coach personal y de salud expresa que uno de los beneficios de llorar es que «nos libera y cuando lo hacemos podemos disfrutar de su efecto tranquilizante. No es de extrañar que, una vez hemos llorado, nos sentimos más aliviados y tranquilos disfrutando de una sensación de ligereza». También explica que, «aunque la escena de que se nos caigan los moquillos y que se mezclen con las lágrimas cuando no tienes un pañuelo a mano puede parecer incómoda, resulta que nos reduce el cortisol, la hormona relacionada con el estrés. Así que, merece la pena pasar por esa incomodidad.
Cuando nos dejamos llevar por el llanto se liberan dos hormonas la oxitocina y la endorfina, involucradas en los procesos biológicos que generan bienestar, por lo que no es de extrañar que tu ánimo cambie y te sientas más positiva o positivo».
Además, destaca que «llorar habla por sí mismo. Para la persona que llora, le abre la puerta a lo que está vivo en ese momento; y para la que está a su lado, le da la oportunidad de mostrar empatía, comprensión y apoyo».
Para concluir, asegura que «si podemos normalizar y disfrutar de los enormes beneficios que nos da permitirnos llorar, estaremos desmontando ciertas creencias y estereotipos asentados con el tiempo en nuestra sociedad. Además, estaremos brindando una oportunidad excepcional a nuestros hijos de que vean la acción de llorar como una forma de expresión emocional más y no como algo de lo que se tengan que avergonzar, teniendo en cuenta que nos va a acompañar toda la vida».