La sensación de saciedad y el apetito no son únicamente cuestiones relacionadas con la fuerza de voluntad. En muchas ocasiones, la obesidad o el sobrepeso dependen de diversos factores como los ambientales, genéticos o biológicos.
En este sentido, ¿qué afecta a las ganas de comer? ¿Por qué hay veces que tenemos más apetito que otras? Una de las hormonas reguladoras del apetito es la grelina, que se encarga de segregar el estómago al vaciarse y de enviar una señal al cerebro de que necesitamos comer. Por tanto, los niveles de grelina se incrementan antes de cada comida estimulando la sensación de hambre.
La grelina es una hormona gástrica encargada de regular nuestro apetito y la homeostasis nutricional, es decir, de los procesos fisiológicos presentes en la digestión, absorción de nutrientes y de su utilización para dotar de energía al organismo.
¿Cómo funciona? Cuando el estómago se queda vacío, esta proteína manda la información al cerebro y este la utiliza «para modular de manera consecuente la ingesta de alimentos, el gasto energético o la actividad física», tal y como detalla Paula Mera, del departamento de Bioquímica y Fisiología de la Universidad de Barcelona, en un artículo de la revista de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM).
De esta manera, la evidencia sugiere que se trata de un componente importante para controlar el peso corporal y para el tratamiento de la obesidad u otras afecciones relacionadas.
Sin embargo, esta hormona también modula procesos fisiológicos «como la secreción de insulina o la memoria». Diversos estudios han demostrado que además de estimular la sensación del hambre, la grelina también influye en «otros aspectos del metabolismo energético, pues aumenta la acumulación de lípidos en el tejido adiposo e hígado y disminuye la termogénesis en tejido adiposo marrón».
Esta hormona actúa en otros órganos diferentes al cerebro por lo que, según la experta, cumple con las siguientes funciones:
- Estimula la secreción de otras hormonas como la del crecimiento o la adenocorticotrópica.
- Reduce la presión arterial e incrementa la función cardíaca.
- Influye en la secreción de ácido gástrico y motilidad gástrica.
- Estimula la producción de glucosa.
- Regula el metabolismo del hueso "estimulando la diferenciación de los osteoblastos y aumentando la densidad mineral ósea".