La Universidad de Córdoba ha identificado varios tramos de la calzada romana que unía la provincia cordobesa con Mérida, con lo que se conocen un total de 20 kilómetros de esta vía, considerada una 'autopista romana' entre dos grandes capitales. Según ha informado este martes la institución académica, se ha ampliado la sección del camino que se conocía en Puente Nuevo y se han descubierto nuevos restos al norte de la provincia de Córdoba en El Bujardillo (Belmez), Los Tejares (Peñarroya-Pueblonuevo) y en el Cascajoso (Hinojosa del Duque).
Hasta ahora se desconocía la mayor parte de su trazado y solo eran seguros algunos tramos, como la Loma de los Escalones, entre Córdoba y Cerro Muriano, donde se conserva parte de la vía excavada en la piedra. La vía Corduba-Emerita, antes incluso de la fundación de Mérida ya unía Corduba con Metellinum (Medellín), «con todo el vientre metalífero que hay en esas sierras».
De esta región Roma se interesó, especialmente, por los metales como el plomo, la plata o el oro, y esta calzada sirvió de cauce de salida de toda esa riqueza. La Universidad de Córdoba había conseguido avances con el descubrimiento por parte de la Unidad Patricia de un tramo de la calzada perfectamente conservado bajo las aguas del embalse de Puente Nuevo (Espiel), que había salido a la luz tras la bajada del nivel del agua.
Este nuevo descubrimiento ha permitido ahora detectar con claridad desde el aire gran cantidad de kilómetros de los terraplenes de la vía difícilmente identificables, ya que fuera de las ciudades la capa de rodadura de los caminos se hacía de gravas apisonadas que con el paso del tiempo acaban disgregadas y desaparecen, y también ha sacado a la luz parte de las cunetas de la calzada.
El hallazgo permitirá empezar a reconstruir de una forma más segura el trazado de esa gran «autopista romana» que estructuraba el norte de la provincia de Córdoba, unía dos grandes capitales y sirvió para acercar a los romanos a las riquezas metálicas de Sierra Morena. La investigación ha sido publicada por José Luis Domínguez Jiménez y Antonio Monterroso Checa en la revista científica 'Journal of Archaeological Science: Reports'.