«Aunque rico, el avaro Grandet vive austeramente. Su sobrino, un joven de París, acaba de llegar a la casa y Nanon, la sirvienta, se esfuerza en ayudar a Eugénie, la hija de Grandet, a mejorar la calidad de esas comidas domésticas: ‘El viejo abrió el arcón donde estaba la harina y le dio a la sirvienta la medida que consideró necesaria, añadiendo a la misma algunas onzas de mantequilla en barra que ya había cortado. Dijo Nanon que serían necesarios unos buenos trozos de leña para calentar el horno. Tomarás –le contestó– cuantos sean precisos y nos prepararás, para el almuerzo, una tarta de manzana. Para aprovechar el fuego, no en dos veces, sino en una sola, harás al mismo tiempo el pollo a la cazuela…'»
Este fragmento pertenece a la novela Eugénie Grandet del gran escritor francés Honoré de Balzac (Tours, 1799 - París, 1850), uno de los creadores de la literatura realista. Su originalidad se debe a un intento de trabajar la novela absoluta reproduciendo todos los ambientes, tanto el rural como el provincial o el de la alta burguesía de París, con una minuciosidad y una exactitud científicas. Esto le obliga al mismo tiempo a un extenso desarrollo de caracteres o análisis sicológicos. Escribió ochenta novelas, algunas de las cuales englobó bajo el título La comedia humana.
Pero volviendo al fragmento del relato anterior, oportuno será preparar una tarta de manzana siguiendo una de las recetas decimonónicas siempre celebradas: Para hacer la pasta de la tarta mezclamos unos ciento cincuenta gramos de harina, ochenta de azúcar, noventa de mantequilla, un huevo y una cucharadita de levadura. Una vez obtenida una pasta homogénea, cuidadosamente trabajada, untamos un molde con mantequilla y lo forramos con la pasta. Luego procedemos a elaborar la crema, batimos dos huevos con cien gramos de azúcar y añadimos poco a poco dos cucharadas de harina de maíz y todo ello lo llevamos, sin dejar de batirlo, al fuego, en una cazuela. Cuando haya espesado, lo colocamos en el molde. Previamente habremos cortado en rodajas finas dos manzanas reineta con las que recubrimos la crema. Poniendo el horno a fuego medio o moderado, introducimos en el mismo el molde con la tarta, donde permanece hasta que comprobamos que está en su punto.