La mermelada es un manjar al que pocos se resisten y más aún cuando es casera. La receta, aunque a priori pueda parecer compleja, es de lo más sencilla. Tan solo se necesita elegir el tipo de fruta, azúcar común y tarros de cristal para guardarla. Lo principal es escoger el sabor de lo que va a ser nuestra mermelada, es decir, la fruta. Lo mejor es optar por productos de temporada, aunque hoy en día se pueden hacer de multitud de sabores sin importar la época del año: de fresa, de melocotón, de ciruela, de frambuesa, de naranja o incluso de pimiento o tomate. Las opciones son variadas. Es importante que la fruta esté madura, aunque no pasada. La ración de fruta varía en función de la cantidad de mermelada que queramos hacer. Estos son los pasos a seguir:
- Lava las piezas de fruta
- Corta, deshuesa y, si es necesario, pela la fruta.
- En un bol u olla, añade la fruta y 800 gramos de azúcar por cada kilo de fruta. Si utilizas más de un kilo, usa la regla de tres para adivinar qué cantidad de azúcar necesitas añadir.
- Deja reposar la mezcla un mínimo de dos horas en la nevera. Así el azúcar se mezclará con el jugo de la fruta. También puedes dejar el bol toda la noche en la nevera.
- Añade zumo de limón si lo consideras oportuno (consulta las recomendaciones más abajo).
- Cocina a fuego medio-alto con una cuchara de madera. Llegará un momento en el que la fruta comience a producir espuma. Este periodo dura unos cinco minutos. Tras ello, cuenta los minutos de cocción cuando el centro de la olla ya no produzca espuma.
- Sigue removiendo con la cuchara la mezcla hasta llegar a los cinco minutos de cocción. En este punto, prueba la consistencia de la mezcla con una cucharita. Si la quieres más espesa, déjala más tiempo cociendo, sin superar nunca los diez minutos. Si llegados a este punto sigues sin obtener la consistencia deseada, agrega pectina (consulta las recomendaciones más abajo).
- Obtenida ya la consistencia, deja enfriar la mermelada unos diez minutos. Tras ello, rellena los tarrones de cristal -cuidado, que la mermelada aún estará caliente-. Cuando los tengas cerrados, déjalos unos diez minutos boca-abajo y luego colócalos en posición normal hasta que se enríen del todo. Acuérdate también de señalar con una etiqueta el tipo de mermelada y la fecha en la que la has cocinado.
Recomendaciones
- Para que no se avinagre, salga moho o se formen cristales de azúcar, un truco es verter 10 mililitros de zumo de limón por cada kilo de fruta.
- También es importante limpiar bien los tarros en los que se va a guardar la mermelada. Se pueden limpiar con agua y jabón, aunque la mejor opción es hervir los recipientes en agua durante 10 minutos. Así nos aseguraremos de esterilizarlos por completo.
- La pectina es un gelificante que se encuentra de forma natural en las frutas, sobre todo en manzanas y membrillos. También se puede comprar en polvo o gel en supermercados. Primero se debe poner la fruta a hervir hasta que baja la espuma. En ese momento, hay que dejar la mezcla entre cinco y diez minutos. Si se opta por introducir pectina artificial, es importante introducirla una vez se ha apagado la fuente de calor, ya que esta se inactiva con el calor. En cada caso hay que seguir las instrucciones del fabricante, aunque la cantidad normal es un gramo de pectina por cada kilo de fruta.
- Fecha de caducidad: lo tarrones con mermelada casera, bien cerrados, pueden llegar a conservarse entre nueve y doce meses. Una vez abiertos, deben guardarse en la nevera y duran entre dos y tres meses.