De jamón o de espinacas, caseras o ultracongeladas, plato socorrido o goumet... La croqueta se ha erigido como uno de los emblemas de la gastronomía española. Es uno de los platos preferidos por niños y mayores en España, tanto plato socorrido como gourmet. La popularización de este alimento ha hecho posible encontrarlo en supermercados, restaurantes, menús a domicilio...también algunos intentan replicarlas en casa. De hecho, en Mallorca hay varios restaurantes en los que ofrecen esta especialidad.
Sin embargo, no todas las croquetas son iguales, sobre todo, en cuanto a calidad se refiere. Y es que en muchos lugares, persiguiendo el ahorro de costes o por desconocimiento en la elaboración de la receta, se acaba obteniendo un alimento de mala calidad. El portal croquetasricas.com propone una serie de factores a tener en cuenta para saber diferenciar una buena croqueta de una que no lo es:
Los ingredientes
Para ser una croqueta de calidad, su base a de consistir en bechamel (leche entera, mantequilla, harina y harina). Es preferible evitar leches en polvo, sueros lácteos o leches desnatadas. Cuanto más naturales sean los ingredientes, mejor gusto tendrá la croqueta. La mayoría de croquetas ultracongeladas están compuestas por agua, aromas, grasas vegetales y potenciadores de sabor.
El sabor principal
El sabor es, sin duda, uno de los puntos más importantes a tener en cuenta para detectar una buena croqueta. Entre otras cosas a tener en cuenta, el sabor no ha de ser heterogéneo, sino que se han de poder diferenciar el sabor principal, así como los de los diferentes ingredientes. En los mejores casos, se deberían de poder notar los trozos pequeños de los ingredientes, potenciado así su textura.
La forma
Si todas parecen iguales...es un buen indicativo de que las croquetas en cuestión no son caseras, sino hechas a máquina. Este manjar, en su versión casera y tradicional, presenta formas irregulares e imperfectas. Eso sí, a pesar de esta imperfección, es importante que el rebozado no se abra y se mantenga firme y crujiente, mientras que el interior se conserve cremoso.
La consistencia
Una de las mejores formas de detectar una buena croqueta es comprobar su gravedad. Si al dejarla caer sobre el plato, la croqueta rebota, estamos ante un alimento precocinado o de mala calidad.
El interior
El interior de la croqueta revela su verdadera naturaleza. Ese ha de ser cremoso-señal de una buena bechamel-, pero en el que se distingan diversos tropezones de algunos de los ingredientes del relleno, ya sean fragmentos de pollo, bacalao o jamón. Si, por contra, la pasta es homogénea, es probable que se trate de una croqueta de calidad inferior.
¿Croquetas congeladas?
Un concepto que suele suscitar confusión es el de las croquetas congeladas. Aquí es preciso diferenciar entre los productos congelados y los ultracongelados. Congelar croquetas caseras no tiene por qué ser algo negativo, pues sirve para poder distribuir un producto por todo el mundo manteniendo la calidad. El impacto es el mismo que cuando las congelamos en casa.
En cambio, las croquetas ultracongeladas suelen ser estar compuestas de agua, aromas, grasas vegetales y potenciadores de sabor. Todo esto se hace para ahorrar costes en la elaboración, ya que muchas materias primas tienen un coste elevado, y más actualmente con la crisis de la subida de precios.