Mallorca cuenta con una rica diversidad agrícola. Nesples, atzeroles, codonys mallorquins, ginjols, magranes tendrals… Son esas frutas de otoño que con la llegada de septiembre empiezan a madurar en los arboles. Son frutos considerados de segunda, que de cada vez es más difícil encontrarlos en los mercados. Es un hecho que muchas de las variedades que saboreaban nuestros antepasados o, incluso nosotros de niños, están casi en desaparición.
Los agricultores son una pieza clave para conservar este patrimonio gastronómico formado por las variedades locales, su tarea en el campo sigue siendo imprescindible para conservarlas. Según un estudio de toponimia mallorquina realizado por Jaume Fornés Comas y Antoni Ordinas Garau se pueden considerar variedades locales aquellas que «han surgido de forma espontánea en una determinada área o también a las que antiguamente se introdujeron procedentes de otras zonas agrícolas y que, desde entonces, se han mantenido, de padres a hijos, generalmente mediante injertos».
La desaparición de la identidad local supone una perdida de conocimiento cultural y la simplificación de olores, gustos, colores y formas del rico patrimonio de las Islas.
A continuación les damos a conocer algunas de las variedades locales de Mallorca:
Magranes
Esta súper fruta llega a Mallorca hace siglos gracias a su gran resistencia a los ambientes y terrenos. Se trata de un árbol capaz de adaptarse al calor del verano, así como al frío de los meses en los que bajan las temperaturas. En cuanto a sus beneficios, es considerada una súper fruta, ya que los expertos indican que está compuesta principalmente por agua (80 %) y azúcares (17 %), así como por el alto contenido en polifenoles (sustancias convertidas por la flora intestinal en otras más simples), punicalagina (con actividad bacteriana y de prevención del estrés oxidativo) y antocianos que fortalecen y conservan el colágeno, así como mejoran la microcirculación ocular y el estado de los vasos sanguíneos. Es decir, la granada ayuda a reducir el riesgo a las enfermedades cardiovasculares y la hipertensión.
Ginjols
Los ginjols, también conocidos como azufaifas, tienen una forma similar a la aceituna, con un tamaño que puede variar desde 2 hasta 6 centímetros. Tiene forma globular con un pequeño hueso interior. Cuando están madurando son de color verdoso y, poco a poco, con la llegada del otoño pasan a ser de color granate al madurar. Este fruto originario de Asia, es rico en azúcares y con una importante cantidad de vitamina C, por tanto se le considera nutritiva y energética, aunque no demasiado calórica.
Codonyes
Les codonyes, en castellano conocidas como membrillo, es uno de los cultivos que predomina en la Isla y cuenta con distintas variedades. La fruta crece en un árbol que se utiliza en muchas ocasiones para hacer injertos de perales. Su fruto es amarillo con una pulpa blanca y jugosa. Sin embargo, la costumbre no es comerlo al natural sino en una especie de confitura blanda y dulce hecha a base de membrillo.
Atzeroles
Las atzeroles eran muy frecuentes en los terrenos de fora vila hace no tanto, y de hecho en algunos perviven, a pesar de su desaparición sistemática e implacable a nivel comercial, especialmente en los mercados municipales de Palma. Este fruto silvestre, uno de los vestigios de la Mallorca más auténtica que muchos desconocen hoy en día, tiene mucha vitamina C y dicen que ayuda a controlar la tensión.
Nesples
Las nesples forman parte de las llamadas frutas de otoño, que antaño servían para dotar de un poco de fruta fresca un período de tiempo que seguía tras los meses de verano. A día de hoy, es una de las más desconocidas y más difíciles de encontrar en los mercados. La fruto proviene de un árbol originario de Europa sudoriental y su fruta es una especia de drupa de color anaranjado que se va convirtiendo de color marrón a medida que madura; tiene forma globulosa o piriforme con pelos diminutos y su diámetro suele oscilar entre uno y tres centímetros. En su interior alberga cinco huesos fuertes, alargados y de color marrón. Los de tamaño pequeño suelen ser los más dulces, mientras que los grandes tiene un gusto ácido.
Prunes de frare
Este tipo de ciruela es conocido por tener una forma mas ovalada y un gusto más áspero. Estas variedades más oscuras son ricas en unos pigmentos llamados antiocianos que tienen una demostrada acción antioxidante y antiséptica.
Serves
El fruto de la servera es una baya pequeña en forma de pera que presenta una coloración en el árbol que oscila entre el color anaranjado brillante y el rojo intenso. Tanto por el color como por la textura, la serva recuerda la manzana y la pera ya que su pulpa hace como una especie de granito que se nota en el paladar, siendo una fruta ácida y áspera.