Las patatas fritas son el acompañante perfecto para multitud de platos y se constituyen como una de esas comidas que gustan, por lo general, a todo el mundo y, sobre todo, a los más pequeños de la casa.
Sin embargo, el tipo de patata, el aceite, la sartén o la forma de cocinarlas son factores muy determinantes a la hora de conseguir un resultado perfecto, que se basa únicamente en conseguir que las patatas fritas queden doradas y crujientes por fuera, así como blandas y bien hechas por dentro.
El primer paso para conseguir la perfección comienza en el supermercado o frutería, a la hora de elegir las patatas. Hay que escoger aquellas patatas que estén por fuera más amarillas, aunque la variedad de patata roja también es buena para freír. Además, no hay que coger nunca las denominadas patatas viejas, sino optar por las que son nuevas o semitardías.
Antes de pasar a freírlas, otro punto importante es el modo en el que se tienen que cortar las patatas. Estas deben ser todas del mismo tamaño para que a la hora de cocinarlas se hagan al mismo tiempo. Usar una mandolina es lo ideal para que todas ellas queden de igual tamaño, aunque se puede hacer a mano.
Otro truco importante que da el medio italiano Corriere della Sera es, precisamente, dejar las patatas a remojo. De este modo, se elimina el almidón que contienen las patatas, ayudando a que queden más crujientes. Hay que dejarlas, al menos, media hora y es recomendable cambiar el agua de vez en cuando.
Después de secar las patatas, es el momento de freírlas. Para ello, lo ideal es disponer de una freidora, pero también se pueden conseguir buenos resultados en la sartén, siempre y cuando esta sea de buena calidad y permita que el aceite se caliente lo suficiente.
Otra de las recomendaciones importantes a la hora de freír cualquier cosa es no escatimar con el aceite. Este ha de ser de calidad, por ejemplo, un aceite de oliva virgen extra. Además, es conveniente freírlas en dos partes, una primera fritura más larga a unos 160-170ºC y otra segunda fritura rápida a unos 180-190 °C para terminar de dorarlas y que se pongan crujientes.
Por último, hay que evitar cubrir con la tapa la sartén donde se están friendo las patatas y, a la hora de sacarlas, hay que escurrirlas bien y evitar apilar todas las patatas juntas en el mismo plato, ya que pierden su aspecto crujiente.