Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha detectado que las pizzas refrigeradas tienen un alto contenido en grasas, mucha sal y, la mayoría de ellas, una excesiva cantidad de aditivos, por lo que recomienda tomarlas solo de forma eventual o prepararlas en casa.
La OCU ha analizado 16 pizzas de venta en supermercados, la mitad de jamón y queso y la otra mitad de cuatro quesos, las dos referencias más vendidas. El análisis revela que son alimentos calóricos, muy ricos en grasas y tienen demasiada sal.
En concreto, una ración de 200 gramos, que viene a ser media pizza, aporta de media más de 450 kilocalorías (500 kcal las de queso refrigeradas), entre 16 y 19 gramos de grasa, de los cuales entre 8 y 11 son saturadas; cerca de 50 gramos de hidratos de carbono, unos 24 gramos de proteínas y alrededor de 3 gramos de sal, cuando se recomienda no superar los 5 gramos diarios.
Además, antes de meter al horno las pizzas refrigeradas, un panel de expertos cocineros probó el jamón y el queso y la mayoría de las apreciaciones fueron negativas: jamones duros y secos, y queso con poco sabor.
Según OCU, «tal vez porque la materia prima no es de gran calidad, los fabricantes utilizan muchos aditivos y aromas: hay productos con más de diez aditivos diferentes». La excepción, dos pizzas de queso refrigeradas que no declaran ningún tipo de aditivo ni aroma: Casa Tarradellas y Hacendado de Mercadona.
El resultado final del análisis, incluyendo la prueba de degustación, apunta como la mejor pizza de jamón y queso la de Casa Tarradellas (de 2,59 a 2,66 euros), mientras que Hacendado (1,99 euros) y Auchan (1,85 euros) son productos de buena calidad a buen precio.
Entre las de cuatro quesos, la de Casa Tarradellas (de 2,59 a 2,66 euros) vuelve a ser la mejor, seguida de la de Carrefour (1,99 euros), que tiene una calidad media a buen precio.