En julio del año pasado escribí que era imposible encontrar bacallà a la llauna en Palma. Había pisado mucha calle buscando una versión auténtica de este plato barcelonés, pero sin verlo en ningún sitio. Por fin, en un restaurante de ciertas pretensiones, tropecé con una carta mostrando esas palabras mágicas: bacallà a la llauna . Pero de autenticidad nada: esta versión estaba simplemente frita a la sartén y emplatado en lugar de poner el bacalao en una llauna y meterla en el horno por unos minutos. ¿Por qué lo llaman a la llauna si no hay una llauna en medio? «Ah, es un nombre,» decía el cocinero.
Pero no me di por vencido. Si ningún restaurante era capaz de servir un bacallà a la llauna, un plato de mediados del siglo XIX y favorito de Josep Pla, gran gurú de la cocina catalana, entonces yo haría uno en casa. Empecé con lo que resultó ser otra gran odisea: buscando una llauna , recipiente de hojalata que antes se vendía en cualquier ferretería de barriada o en cualquier mercado de pueblo. Antes, pero hoy en día no. Apenas hay ferreterías en Palma y las que todavía existen ni saben lo que es una llauna . Moldes para hacer coca de trempó hay hasta en las tiendas menos pensadas. Pero llaunes , que muchas amas de casa antes empleaban para hacer bizcochos rectangulares (más fáciles para cortar en porciones) parecía una palabra que había sido borrada de la memoria colectiva. Las veces que tuve que explicar lo que es una llauna , incluso a los mallorquines…
Un ‘bacallà a la llauna', casero y auténtico.
Pero un día pasaba delante de Buco Burger en Calle Rubén Darío (Tel:871-048970) y vi que una pareja estaba comiendo algún tipo de carne hecha al horno en un recipiente que se parecía a una llauna . En aquel momento un señor, el encargado o dueño del restaurante, estaba hablando con un cliente en la entrada. Paré para preguntar si el recipiente con carne asada era una llauna . ¿Una llauna ? Otra vez tuve que explicar lo que es una llauna. «No, la llamamos bandeja», respondió. Pero entonces pude ver que era una llauna. Cuando pregunté dónde las compraba, me dijo que en Makro. «Pero eso es un supermercado solo para profesionales», le dije. «¿Me puedes vender una?». Entró en el restaurante y salió con una llauna en la mano. «Te la regalo, pero si quieres otra también las he visto en los bazares de los chinos». Paso por delante de dos chinos rumbo a casa y paré en el primero para enseñar mi llauna bien usada y pregunté si tenía recipientes así. El propietario se fue a buscar muy adentro de la tienda. Volvió con una llauna brillantemente nueva. Era como si hubiera encontrado el Santo Grial. Está hecha por una empresa de Valencia y me costó 5,95 €. Parece mentira que algo tan tradicional no esté en las ferreterías de la ciudad, ni en las tiendas especializadas, ni en los pueblos. Pues ya sabemos: para lo más tradicional, busquémoslo en los bazares de los chinos.