Los cocinillas con más rodaje a la hora de preparar sus cocas de trempó, de pimientos o verdura, conocen a la perfección la cantidad de masa que han de preparar en función de la medida de la lata que van a utilizar para hornearla. Ya se sabe, la experiencia es un grado.
El caso es que el resto, por una cosa o por otra, en más de una ocasión nos hemos encontrado con que nos sobra un buen trocito de masa con el que con un excedente de 'relleno' podremos confeccionar una siempre divertida mini coca.
Pero otra buena opción es preparar unas sencillas rosquilletas -picolines, rosquillas, grisinis, panecitos... ¡tantos nombres como lugares!- con los que acompañar queso, unos boquerones o sencillamente matar
el hambre antes de comer.
En esta ocasión, para darles un toque especial, les añadimos sésamo, semillas de lino, pipas de girasol y calabaza, pero también queda delicioso agregando hierbas aromáticas.
Para elaborarlos, sencillamente extendemos la masa con un rodillo y espolvoreamos con las semillas. Doblamos por la mitad y damos una nueva pasada con el rodillo.
A partir de ahí, cortamos la masa a tiras con la ayuda de un cuchillo y formamos aros con ellos al tiempo que los retorcemos un poco o simplemente los dejamos en forma o de bastón.
Los colocamos en una bandeja engrasada con aceite de oliva virgen extra o manteca de la misma manera que haríamos con la coca, y los horneamos a unos 190º o hasta que estén bien tostaditos.
¡Sencillos y tan ricos que a partir de ahora será difícil no hacer un poco de masa de más expresamente!