En España, una práctica habitual en la manera de servir cerveza ha generado dudas e incluso mitos entre los consumidores. ¿Alguna vez se ha preguntado por qué los camareros suelen dejar caer un poco de cerveza antes de continuar con el servicio? Se cree erróneamente que es para evitar exceso de espuma, pero un camarero ha desvelado que el motivo está relacionado con la presencia de microbios y la higiene en las líneas de dispensación.
Esta confesión ha abierto un punto de debate sobre los procesos internos que siguen los profesionales de hostelería para garantizar que la cerveza que llega a la mesa esté en óptimas condiciones. Según Abraham Galera, camarero, la idea de que dejar caer primero un breve chorro de cerveza para "limpiar" la línea es más que una superstición o simple cuestión estética: responde a una necesidad sanitaria y de calidad del producto.
Uno de los aspectos menos conocidos es que dentro de las tuberías y gomas por donde pasa la cerveza pueden quedar restos de cerveza antigua que se estanca y puede albergar bacterias o microbios si no se realiza esta práctica. Esto resulta especialmente importante en establecimientos con alta rotación o con tiempos prolongados entre un servicio y otro, donde el líquido puede estar parado durante minutos, incluso hasta 10 o más.
Así es el ritual de servir la cerveza
El proceso estándar que sigue un camarero profesional en muchos locales comienza dejando caer un pequeño chorro de cerveza en el vaso para vaciar la línea. Este paso, explicado recientemente por un profesional en 2025, asegura que la cerveza que llegue al consumidor no sea la que ha quedado en las tuberías tras el servicio anterior, más aún si han pasado unos minutos entre un pedido y otro.
El camarero aclara que la espuma no es el verdadero motivo de esta práctica. Mientras que muchos piensan que dejar caer el líquido desde el principio evita que el vaso se llene demasiado con espuma, la razón principal está en la higiene y calidad del producto. Al vaciar esa pequeña cantidad inicial, se elimina el residuo que puede haber estado parado y no estar en óptimas condiciones ni fresco ni frío.
Además, el líquido estancado puede no estar tan frío como el que sale directamente de la nevera o del barril, puesto que pierde temperatura al permanecer en las tuberías. Esto puede afectar también al sabor y la experiencia del cliente en el momento de disfrutar de una caña, fundamental en la cultura cervecera española.