En España, la batalla contra el sobrepeso ha generado numerosos mitos sobre alimentos supuestamente 'prohibidos'. Sin embargo, el reconocido nutricionista Manuel Viso rompe con estas creencias populares y señala que la verdadera causa del aumento de peso no recae en alimentos específicos como el pan o la pasta, sino en un conjunto de hábitos diarios que afectan nuestra salud.
La clave del problema, según explica Viso, reside en siete factores fundamentales que van más allá de la demonización de ciertos alimentos. El desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto energético encabeza la lista de estos factores determinantes, seguido por el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados que, aunque atractivos, aportan poco valor nutricional.
El sedentarismo: el gran enemigo silencioso
La vida moderna nos ha convertido en una sociedad tremendamente sedentaria. Los españoles pasamos una media de 7 horas diarias sentados, según datos del Ministerio de Sanidad. Este estilo de vida reduce significativamente nuestro gasto calórico diario, contribuyendo al almacenamiento de grasa corporal.
La importancia del descanso y el manejo del estrés
Los problemas de sueño y el estrés crónico se han convertido en epidemias modernas que afectan directamente a nuestro peso. La falta de un descanso adecuado altera el equilibrio hormonal, aumentando la producción de grelina (hormona del hambre) y disminuyendo la leptina (hormona de la saciedad).
El picoteo inconsciente y las calorías líquidas
Dos hábitos aparentemente inofensivos pero que suman significativamente a la ingesta calórica diaria son el picoteo constante y el consumo de bebidas azucaradas. Los expertos en nutrición señalan que las calorías líquidas pueden suponer hasta un 20% del aporte calórico total diario en algunas personas.
Soluciones prácticas y sostenibles
La clave no está en restricciones severas ni en eliminar grupos de alimentos completos de nuestra dieta. Los especialistas recomiendan adoptar un enfoque integral que incluya: una alimentación equilibrada basada en alimentos reales, actividad física regular adaptada a cada persona, técnicas de manejo del estrés, y una adecuada higiene del sueño.
El mensaje final del nutricionista es claro: la solución no pasa por demonizar alimentos específicos, sino por desarrollar una relación saludable con la comida y adoptar hábitos de vida que promuevan el bienestar general. La clave está en la consciencia y la moderación, no en la restricción.
... no sé... leer este artículo me ha dado hambre... ahora vuelvo...