La destacada psiquiatra española Marian Rojas ha puesto sobre la mesa una realidad cada vez más evidente en nuestra sociedad: nos hemos convertido en auténticos drogodependientes emocionales. Este fenómeno, que se ha intensificado con la revolución digital, está transformando profundamente la manera en que nos relacionamos y experimentamos la vida cotidiana.
En las redes sociales, Rojas ha explicado cómo la búsqueda constante de estímulos está modificando nuestros patrones de comportamiento. «La felicidad auténtica reside en encontrar un sentido a nuestra existencia», afirma la experta, quien sostiene que la actual crisis de significado está llevando a muchas personas a buscar refugio en sensaciones intensas y efímeras.
La dopamina, ese neurotransmisor que ha jugado un papel crucial en la supervivencia de la especie humana, se ha convertido en protagonista de esta nueva adicción. «Este sistema, que evolutivamente nos ha servido para sobrevivir, está siendo hackeado por las nuevas tecnologías», explica Rojas, señalando específicamente a las redes sociales y al consumo digital compulsivo.
El impacto en la atención y la tolerancia al aburrimiento
Uno de los efectos más preocupantes de esta dependencia emocional es la creciente dificultad para mantener la atención en actividades que no proporcionan una gratificación inmediata. Los smartphones se han convertido en una vía de escape instantánea ante cualquier momento de tedio o incomodidad, generando un círculo vicioso de búsqueda de estimulación constante.
La consecuencia más alarmante de esta adicción a las sensaciones intensas es el desarrollo de una sociedad cada vez menos resiliente. «Estamos criando generaciones que tienen una tolerancia muy baja al malestar y al sufrimiento», advierte la psiquiatra, señalando que esta incapacidad para gestionar emociones negativas puede tener graves consecuencias para la salud mental.
Estrategias para recuperar el equilibrio emocional
La doctora Rojas sugiere que la clave para combatir esta dependencia emocional reside en reconectar con actividades significativas y construir relaciones auténticas. Es fundamental desarrollar la capacidad de estar presentes en el momento actual y aprender a valorar los aspectos más sutiles y profundos de la vida, más allá de la búsqueda constante de estímulos intensos.
Como especie… somos lo peor que hay sobre este planeta!!