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¿Es bueno reutilizar el aceite de freír?

Un dilema doméstico con implicaciones para la salud

El aceite de oliva es el principal ingrediente de la dieta mediterránea | Freepik

| Palma |

El debate sobre cuántas veces se puede reutilizar el aceite de freír es antiguo pero importante, especialmente cuando consideramos los aspectos de seguridad alimentaria y nutricional. En España, como en muchos otros lugares, el volver a usarlo es una práctica común, impulsada tanto por la economía doméstica como por consideraciones medioambientales. No obstante, es esencial seguir las recomendaciones de los expertos para garantizar que esta práctica no comprometa nuestra salud.

¿Cuántas veces podemos reutilizar el aceite?

Aunque resulta tentador establecer una cifra exacta, la realidad es que no existe un número mágico aplicable universalmente. La frecuencia con la que se puede reutilizar depende de varios factores, incluidos el tipo de alimentos fritos, la temperatura alcanzada durante la fritura, y cómo se filtra y almacena el aceite después de su uso.

Investigaciones y recomendaciones de expertos sugieren que, en condiciones óptimas, el aceite de oliva (que no sea virgen extra) puede volverse a usar hasta en 25 ciclos de fritura, siempre y cuando no se sobrecaliente más allá de los 180 grados Celsius. Este número puede variar significativamente según el tipo de aceite utilizado y los cuidados aplicados en su manejo y conservación. Por otro lado, los de girasol o el lino, al calentarse, pueden generar mayores cantidades de aldehídos tóxicos, limitando su uso a no más de tres o cuatro veces.

Para asegurarnos de que el aceite aún es apto para el consumo, debemos estar atentos a ciertos indicadores de degradación, como un cambio hacia un color más oscuro, pérdida del olor característico, aparición de espuma, sabor desagradable, emisión rápida de humo o presencia de muchos residuos. Estos signos sugieren que es momento de desecharlo.

Consejos para una reutilización segura:

Guardar el aceite en un lugar fresco, oscuro y lejos de fuentes de calor para evitar su oxidación. Es crucial filtrarlo después de cada uso para eliminar residuos y partículas de alimentos, lo que ayuda a preservar su calidad. No calentarlo más allá de los 180 grados Celsius para prevenir la formación de sustancias nocivas. Evitar mezclar diferentes tipos de aceites o mezclar nuevo con usado.

Aunque algunas investigaciones avalan la reutilización del aceite bajo ciertas condiciones, agencias como la AECOSAN advierten sobre los riesgos de hacerlo indefinidamente, recomendando precaución y sugiriendo que, en el mejor de los casos, no se debería reutilizar para asegurar la máxima seguridad alimentaria.

El volver a usar el mismo aceite de freír es una práctica que puede llevarse a cabo de manera segura, siempre y cuando se sigan los consejos recomendadas por los expertos y se preste atención a los signos de degradación que tenga. La clave está en el equilibrio entre aprovechar al máximo los recursos disponibles y proteger nuestra salud y bienestar.

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