¿Cuál es la temperatura ideal para el vino?

Cualquier época es buena para degustar un buen vino. El consumo de este tipo de bebidas se ha extendido a la par que las bodegas que los suministran. Una de las claves, más allá de escoger un buen caldo, es la temperatura a la que se sirve para así disfrutar mejor las características de cada uno. Porque no es lo mismo un tinto que un blanco o un joven que un reserva, hay que tener claro que cada uno se sirve a grados diferentes.

Aunque al final cada vino puede tener una temperatura óptima, y cada sumiller dar consejos para cada bodega, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) cuenta con una tabla con la temperatura óptima de consumo de cada vino, porque «no es un refresco» y «las cualidades que encierra cada uno se se aprecian si se consumen a la temperatura adecuada». Además, reconoce que los extremos no son buenos: «Si se toma el vino muy frío (a 2 °C o 4 ºC), apenas se podrán percibir sus aromas y se acentúan los sabores ácidos», mientras que «si está caliente, por encima de 20 ºC, se perciben mucho los alcoholes, y también se acentúan los sabores dulces».

Además, la OCU ofrece una serie de consejos para enfriar rápidamente el vino. «La mejor opción es introducir la botella en un recipiente con agua y hielo durante unos minutos» no solo porque «es lo que menos daña el vino», sino porque, además, «es la forma más rápida de enfriarlo». Advierten, sin embargo, que «hay que evitar la tentación de meter el vino en el congelador para que se enfríe rápidamente (o todo lo contrario, acercarlo a un radiador para que se atempere): los cambios bruscos de temperatura pueden estropear el delicado producto que es el vino».