La conocida trombosis del viajero (denominada técnicamente Trombosis Venosa Profunda) es un mal a tener en cuenta cuando viajamos. Y es que, tras horas sentado en la misma posición, podemos llegar a sufrir una trombosis (la formación de un coágulo en una vena profunda). Puede darse en todo tipo de viajes de larga distancia (más de cuatro horas) ya sea en coche, en tren o en barco, aunque lo más común es que se produzcan durante o tras un viaje en avión, pues en este contexto se suman otros factores como el cambio en la presión atmosférica o la deshidratación. «La escasa movilidad, la baja presión atmosférica y la disminución de la velocidad circulatoria, juntamente, provocan una mayor adherencia de los glóbulos rojos, principalmente en las pantorrillas, debido a la flexión de las piernas durante tantas horas. Esta situación podría desencadenar la formación de coágulos», informa el Hospital Clínic de Barcelona. Cualquier persona es susceptible de sufrir una trombosis del viajero, aunque estos factores de riesgo aumentan notablemente la incidencia:
- Tener obesidad
- Tabaquismo
- Tomar anticonceptivos
- Consumir alcohol
- Haber tenido una cirugía reciente
- Haber sufrido enfermedades cardíacas, respiratorias y/o neurológicas
- Tener cáncer
- Tener predisposición genética a la mayor coagulación de sangre.
Lo más común es que los síntomas comiencen a manifestarse a lo largo del viaje. Estos incluyen: dolor en la pantorrilla o el muslo; la zona afectada se torna de color azul; se hincha y aumenta la temperatura y se puede notar un hormigueo en todo el tronco inferior.
¿Qué hacer para evitar sufrir este tipo de trombosis?
El Hospital Clinic de Barcelona recomienda este tipo de actuaciones en todos los trayectos que superen las cuatro horas de duración:
- Beber mucha agua para mantenerse hidratado
- Levantarse y caminar, como mínimo una vez cada dos o tres horas.
- Durante
- Evitar cruzar las piernas
- No usar ropa muy apretada (cinturones, leggins, pantalones pitillo...)