Julia Roberts, la novia de América, ha sentido siempre cierta predilección por la ciudad de San Francisco, adonde acude anualmente para pasar sus vacaciones, aunque su base de operaciones habitual se encuentra en su rancho de Malibú.
Quizá con la idea de pasar más tiempo en su ciudad favorita, la célebre actriz acaba de comprarse una casa de cinco alturas por la que ha pagado la astronómica cantidad de 8,3 millones de dólares (más de siete millones y medio de euros). Se trata de una casa esquinera centenaria pintada en un verde menta muy sutil que tiene cinco dormitorios, cuatro cuartos de baño y un aseo, un despacho y un patio trasero con dos terrazas. En total, una superficie de dos mil metros cuadrados en el prestigioso barrio de Presidio Heights.
Desde las ventanas más altas, orientadas al norte, la casa disfruta de las impagables vistas a la bahía de San Francisco y al archifamoso Golden Gate. La casa, clásica y que ha sabido conservar su aire victoriano original a pesar de estar completamente reformada, rezuma unicidad y elegancia gracias a los suelos de madera rojiza y a la profusa carpintería en blanco, que alcanza su esplendor en los ornamentados techos del comedor.
La cocina es enorme, tiene vistas a la Bahía y está diseñada en un estilo campestre con madera teñida en verde.
El gran comedor está conectado con la cocina, tiene las paredes paneladas en madera y da cabida a diez comensales.
En la parte más alta del edificio se ha ubicado un precioso despacho con cierto aire femenino, en blanco y madera.
La casa dispone de cinco dormitorios, que ocupará la familia de Julia Roberts, que tiene tres hijos.
Uno de los cuatro cuartos de baño es este coqueto Jack & Jill que está conectado con dos dormitorios.
Uno de los extras de esta casa es la bodega, situada en la planta sótano, con capacidad para más de mil botellas.
La Suelo de ladrillo en espiga, elegantes columnas y un buen trabajo de carpintería en la entrada.
La Nada más entrar arranca la escalera, cubierta con moqueta gris y una barandilla ornamentada.
La El salón está presidido por la chimenea y gana en estilo gracias a las molduras del techo.