La patata (Solanum tuberosum) es uno de los alimentos más consumidos. Es uno de los cultivos más importantes del mundo. Para el consumo humano solamente es superado por tres cereales: el trigo, el arroz y el maíz. No obstante, los tubérculos de la patata brindan un rendimiento por hectárea varias veces superior a aquellos que se obtienen con los granos de los cereales; eso la hace primordial en la dieta humana debido a que tiene un coste relativamente accesible para los bolsillos más humildes. Mallorca es productor de patata, especialmente la huerta de sa Pobla y Muro. Sus campos producen varias cosechas al año y la primera de todas es la que acontece en estos momentos; la llamada cosecha de invierno.
Joan Company, gerente de la cooperativa Esplet, de sa Pobla explica que «se trata de una cosecha que se suele recoger en diciembre y es la primera del año para abastecer al mercado local exclusivamente. Luego llegará la cosecha de primavera, a finales de febrero, que es la que protagoniza la exportación a Europa». El problema de este año es que «existe una merma importante en cuanto a cantidad respecto de años precedentes», dice el especialista. Lo preocupante es que «no sabemos exactamente la razón. Ha habido una conjunción de factores que han actuado en detrimento de que haya una buena cosecha», agrega.
El gerente de Esplet especifica que «si hablamos con cada payés veremos que en cada finca ha habido problemas y en muchos casos no tienen nada que ver unos con otros. Lo cierto es que tras la siembra las plantas germinaron mal en muchas parcelas, probablemente por las variaciones de temperatura que padecieron, pero es una suposición».
Lo que sí es un hecho palpable y comprobable es la proliferación de insectos, inusual en esta época del año, debido precisamente a la bonanza del tiempo. Miquel Reus, productor de patata de Muro, sostiene que «parece que estuviéramos en primavera con temperaturas que llegan a los 20 y 22 grados centígrados a diario. Esto es el paraíso para los parásitos».
El payés indica que «se está recolectando patata que debe ser revisada minuciosamente pues una parte está afectada por gusanos, especialmente nematodos». Company corrobora que «es cierto que este año se ha visto patata en noviembre afectada por gusanos». Reus se lamenta que «además de ello se ha prohibido usar ciertos tratamientos que resultaban muy efectivos para desparasitar la tierra a la hora de sembrar y ahora estamos padeciendo los resultados».
Pese a que Mallorca produce patata, e incluso la exporta, los payeses no son capaces de mantener abastecido el mercado local durante todo el año. Desde hace unos meses, mucha patata que está a la venta proviene de lugares como Holanda, Francia, e incluso algunos tan exóticos como Israel o Egipto.
La irrupción de la cosecha de invierno es esperada para relajar el precio que debe pagar el consumidor, «pero este año parece que los precios se mantendrán altos porque no habrá tanta como esperábamos», dice Reus. En estos momentos el mercado mayorista oferta patata, para la hostelería, sobre los 0,80 euros por kilo y algo más de un euro para los tubérculos de mayor calidad a la hora de freír. En los supermercados y fruterías el precio es superior.