Marc Carriquí Alcover (Sóller, 1991) es un joven científico solleric, doctor en Biología por la UIB. Después de su doctorado ha estado contratado como investigador en el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y actualmente desarrolla su labor científica en el área de Fisiología Vegetal del Departamento de Biología de la Universitat de les Illes Balears (UIB).
Marc explica que recientemente ha estado en China, participando en un enriquecedor intercambio de conocimientos sobre plantas y cultivos, entre otros aspectos, ante el reto que supone el cambio climático. «Estuve dos semanas en la Universidad de Agricultura de Huazhong, en Wuhan, para experimentar el efecto de diversas soluciones elementales sobre la eficiencia en el uso del agua en cultivos de arroz, algodón y tabaco».
También participó en un congreso internacional sobre cultivos y medio ambiente en el que explicó sus investigaciones sobre la fotosíntesis y la anatomía de las hojas, directamente relacionada con las posibilidades de mejora de la tolerancia al estrés de los cultivos frente a, por ejemplo, la sequía. «La agricultura se enfrenta a un creciente escenario de menor disponibilidad hídrica, por lo que son imprescindibles las investigaciones que conduzcan a mejoras en la eficiencia del uso del agua», asegura el biólogo. Carriquí remarca que «como también hemos visto en Mallorca, las olas de calor en primavera son cada vez más frecuentes, así como los períodos de sequía, pero estos eventos causantes de estrés en las plantas y los cultivos son cada vez más impredecibles».
Pone como ejemplos fácilmente identificables por muchos agricultores de la Isla «las tomateras que pierden las flores o la baja productividad de los cultivos de sandías y de melones, lo que al final afecta la disponibilidad de estos productos mallorquines en el mercado y aumenta su precio».
Por todo ello, asegura que uno de los propósitos de su investigación es «buscar como conseguir cultivos más resistentes a los factores de estrés sin que ello suponga reducir la productividad». En este sentido, recuerda que, normalmente, «la alta productividad está asociada a una baja tolerancia al estrés, mientras que las plantas más tolerantes suelen ser de crecimiento muy lento».
Por lo tanto, uno de los objetivos es «encontrar plantas muy productivas y a la vez muy resistentes para estudiar como se las arreglan para conseguirlo y así tendríamos la clave». Las soluciones para la agricultura ante un nuevo escenario global, también en nuestras islas, pasarán, según Carriquí, «por un cambio progresivo de los cultivos». El científico ve problemático que, en cambio, «de cada día hay más regadío, ya que por ejemplo, ahora hay en la Isla cultivos de almendro o de olivo que se riegan, cuando siempre habían sido de secano».