A principios de semana, en Son Mesquidassa (Felanitx), el olivar más grande de la Isla en intensivo, dieron por finalizada la campaña de recolección de la aceituna de este año. A pesar de los adversarios (climatología y bichos, principalmente) el balance de la añada es bueno, con una recolección de unos 10.000 kilos por hectárea, consiguiendo un aceite de buena calidad.
Esta finca, donde hay la plantación de olivos más grande de la Isla en intensivo, cuenta con 100 hectáreas y unos 150.000 olivos. Aunque la mayoría son de la variedad Arbequina y también Arbosana, cuentan con cuatro campos experimentales en los que van probando nuevas variedades para saber cuál se adapta mejor y es la más idónea para plantar. Y es que este clima anormal está afectando y mucho a todas las variedades. Para mitigar estos efectos e ir adaptándose al clima están estudiando cambiar el tipo de siembra: «plantar otras variedades nuevas y en otra época; tendremos que hacer un cambio grande para adaptarnos al clima que nos está viniendo encima», apunta el gerente de la explotación, Juan José Alcaide.
La arbequina –que actualmente predomina en Son Mesquidassa- «es un árbol muy agraciado que se adapta a cualquier terreno y al clima y sabíamos que funcionaba, por eso sembramos toda la finca», explica Alcaide. Pero, «con los campos experimentales nos hemos dado cuenta que la Arbosana nos da más rendimiento y mejor aceite; nos da más kilos de aceite por hectárea, y es más resistente al repilo (una enfermedad producida por un hongo, que es la que más afecta los olivos, tanto por la extensión de sus ataques, cómo por su virulencia, especialmente en primaveras y otoños húmedos) un problema que tenemos en esta Isla», comenta.
La Arbosana es bastante más resistente que la Arbequina, «entonces –indica Alcaide- la siguiente finca la vamos a sembrar de Arbosana y puede que de Koroneiki, que también es resistente al repilo; es de un alto rendimiento pero tiene el problema que necesita frío para que madure la aceituna. Estudiamos si sembrar mitad y mitad o todo Arbosana».
Tienen un campo experimental de Sikitita que observan su evolución y, en cambio, sembraron uno de Frantoio pero lo arrancaron al no dar los resultados esperados en este terreno. «Tenemos que ir innovando y probando aceites nuevos, aunque este aceite no estará en la D.O. (Denominación de Origen) porque se le considera experimental.
En cuanto al aceite destacar que en Son Mesquidassa tienen la almazara en la misma finca, al lado del olivar. Así, entre que la aceituna es recogida del árbol y es convertida en aceite no pasan más de dos horas, hecho que le ayuda a que tenga una muy buena calidad. «La aceituna se empieza a oxidar una vez que la recoges, cómo más tiempo tarde más óxido tendrá, por lo tanto el aceite será de más baja calidad. Es como una carrera contrarreloj: menos tiempo, más calidad», explica Alcaide.