A pesar de las altas temperaturas y la sequedad del terreno –dos ingredientes perfectos–, este año no ha habido muchos incendios forestales, más bien sólo conatos (cuando se queman extensiones muy pequeñas). Según fuentes del Ibanat, en Mallorca ha habido 46 y se han quemado 8,08 hectáreas; una cifra insignificante si lo comparamos con los bosques quemados en la Península.
Esta cifra ha sido posible gracias a los medios de extinción, humanos y materiales, pero también en parte a los trabajos de prevención que se hacen durante el invierno de limpieza de las masas forestales, hecho que ayuda que, en caso de incendio, no se propague con tanta facilidad. Antaño, los bosques eran gestionados con aprovechamientos forestales. En muchas zonas de la Isla hay terrenos conocidos como sa Comuna, lugar donde la gente del pueblo acudía a recoger leña. Esta gestión eliminaba de vegetación el sotobosque y reducía el material combustible. El aprovechamiento forestal de leña tanto para combustible de uso humano como para hornos de cal, carbón y el pasto controlado y sostenible de especies animales como ovejas y cerdos –e incluso burros–- tenía una rentabilidad en los antiguos modelos de gestión.
Pero, la pérdida de rentabilidad de estas actividades económicas ha provocado un abandono en la gestión general de las masas forestales incrementando el riesgo de incendio y la virulencia de estos cuando se producen. El 90 % de los bosques están en manos de la propiedad privada y los esfuerzos del Ibanat no son suficientes ni pueden dar abasto a todo el territorio.
Por ello, la organización profesional Asaja-Baleares ha pedido a la Conselleria d'Agricultura del Govern destinar dos millones de euros a crear una línea de ayudas incentivadoras para realizar limpiezas de masas forestales a las explotaciones agrícola. Este dinero provendría del impuesto de turismo sostenible (la ecotasa). El ingeniero agrónomo y gerente de Asaja, Joan Simonet, explica que «esta línea de ayudas ya ha sido convocada dos veces y ha tenido una muy buena acogida». Con estos dos millones «se podrían limpiar 340 hectáreas de bosque anualmente», explica.
Según Simonet, «los ahorros que se producen por reducir la incidencia de los incendios está documentada en multitud de estudios que están en manos de la Administración». Además, «una vez realizada la actuación inicial de limpieza de los excesos de masa forestal, actuaciones posteriores son mucho más sencillas y baratas». Desde Asaja también piden que se permita a las explotaciones agrarias realizar los trabajos con medios propios. Resulta evidente la destrucción de paisaje y de los recursos naturales que producen los incendios. El mantenimiento de unas masas boscosas en buenas condiciones repercute en beneficio de toda la sociedad.