La poda es uno de los trabajos más importantes para que los árboles sean generosos y nos den buenos frutos. De hecho, el objetivo de una buena poda reside en obtener frutos de calidad y no que el árbol haga cantidad, de tamaño más pequeño y de poca calidad; aunque es posible que si podamos excesivamente la producción pueda llegar a ser nula. Por ello, es muy importante buscar el equilibrio entre crecimiento y fructificación. Además de payeses profesionales, de cada día más gente se dedica a la agricultura por hobby, y algunos terrenos que se habían abandonado vuelven a tener una cierta actividad, principalmente con la siembra de árboles frutales, muchos de ellos variedades autóctonas de Mallorca.
Para tener unos árboles esplendorosos y productivos, de cada día más gente se apunta a los cursos de poda que organiza la Associació de la Producció Agrària Ecològica de Mallorca (Apaema), como el que se ha celebrado recientemente, impartido por el técnico y podador Pere Sureda. Se trató de los diferentes tipos de podas que se pueden hacer en invierno y las repercusiones que tienen sobre los árboles, además de las podas que se tienen que realizar entrada la primavera para compensar las podas hechas en invierno. «En estos meses de frío se hacen las que se da fuerza al árbol, para que saque brotes jóvenes y después, en primavera y verano, lo que se hace es corregir los vástagos que han salido muy vigorosos y que pueden llegar a ser un problema para el árbol», explica Sureda.
Las pruebas se hicieron en albaricoqueros, almendros y principalmente en olivos, que es una especie muy representativa para hacer podas porque «se ve muy bien donde hay las entradas de luz y de aire que permiten una mayor fructificación del árbol». De los diferentes tipos de poda, explica Pere Sureda, la hay una más de homogeneización de los árboles, de definir las guías principales y para controlar más el punto de producción y como será ésta. También hay una poda más adaptativa y respetuosa con la estructura previa del árbol. «Es una poda mucho más natural, pero a nivel de efectividad y ordenación de la producción no lo es tanto».
Insiste en que es importante podar para homogeneizar anualmente la producción para no caer en años de bianualidad para que los árboles cada año hagan la misma cantidad de fruto. Contrariamente al saber tradicional, dependiendo de la fuerza que lleve el árbol es aconsejable que se le hagan dos o tres passades al año y no sólo una, o cada dos o tres años como ocurre frecuentemente. De esta manera se evitarían mal vicis, ya que con los cortes más grandes el árbol se desequilibra. Con la poda, lo más importante es asegurar que la luz entre bien repartida por dentro de la planta, por esto es una ventaja hacer la poda cuando tiene las hojas, ya que es más fácil ver sus efectos. Y, con la poda también lo que se puede conseguir es regular el calibre del fruto.