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Caza y agricultura

La Associació Balear d'Entitats de Caça defiende la complementación de la actividad cinegética y la agraria

Pedro Vanrell, presidente de ABEC. | Redacción Part Forana

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El cazador es indispensable en estos momentos para la preservación del medio rural tradicional y de las especies locales», sentencia Pedro Vanrell, presidente de la Associació Balear d'Entitats de Caça (ABEC). La entidad que preside aboga por una caza no deportiva y contemplada como una actividad social. En la actualidad existe cierto rechazo a la práctica de la caza al considerarla «cruel» o anacrónica por ciertos colectivos sociales.

Vanrell explica que «la caza y la agricultura tradicional han estado ligadas desde tiempo inmemorial y se complementan». Según el cazador, «los payeses tradicionales, que ya quedan muy pocos, reciben subvenciones que en su mayor parte se centran en la conservación; y precisamente en la conservación es donde actuamos nosotros».

Vanrell indica que «una parte importante de la actuación de los cazadores no deportivos se centra en la custodia del territorio». Los cazadores gestionan en estos momentos unas 24.000 hectáreas cinegéticas en Mallorca. El paulatino abandono del campo desplaza a especies cinegéticas y no cinegéticas acostumbradas a un hábitat agrícola. «Los cazadores que entendemos nuestra práctica de forma ligada al territorio efectuamos muchas labores de conservación como la colocación de bebederos, comederos, limpieza de campos y bosques y siembras».

El presidente de ABEC señala: «En la actualidad asistimos a una agricultura moderna, de grandes empresas, muy agresiva, que siembra, siega y recoge muy rápido y de forma intensiva. Eso, que comercialmente es positivo, tiene un fuerte impacto sobre las especies habituadas al entorno rural y a los periodos de siembra tradicionales que se adaptaban a su época de cría, por ejemplo».

Otro de los campos donde trabajan, y muy concretamente la Sociedad de cazadores sa Guatlera de Maria de la Salut, que también preside Vanrell, es en el control de especies invasoras como la serpiente de herradura. Dice que «desde el principio la implicación ha sido enorme, fabricando trampas, distribuyéndolas y efectuando capturas. Este año en concreto llevamos 80 serpientes capturadas». La serpiente de herradura apareció en Mallorca hace unos años, introducida accidentalmente y se ha revelado como una especie voraz y agresiva. Se han capturado ejemplares de casi dos metros de longitud.

Vanrell quiere que la sociedad vea en la caza tradicional, no deportiva, al «aliado que siempre ha sido y no un depredador insaciable. Por eso no queremos que se considere un deporte competitivo. Nosotros no matamos para ver quién caza más. Nuestras piezas se consumen en casa, no es matar por matar». El cazador insiste en que «se contribuye al control de especies que de otra forma tendrían un gran crecimiento ocasionando daños en cultivos y propiedades».

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