La finca ecológica de ses Terres produce hortalizas, verduras, harinas, cítricos y otras frutas ecológicas en un terreno de una hectárea. Además, cuenta con 25 hectáreas de extensivo en las que también practica la transhumancia de corderos. A pesar de contar con algunos productos en proceso de conversión, su actividad se centra en la venta directa de hortalizas y frutas del tiempo en la misma finca, que se encuentra en la carretera que va de Artà hasta Canyamel.
Hace unos 70 años, ses Terres era totalmente diferente a lo que es hoy en día. Se trataba de un terreno dedicado a la cría de vacas que, por motivos de supervivencia se convirtió en un campo de producción agrícola. La finca pertenecía a los suegros de Pedro Osuna, que hace tres años decidió dar un enorme giro a su vida y dedicarse a la producción ecológica. Economista de profesión, Osuna cree firmemente en el producto ecológico y sostiene que «el hecho de que un producto sea ecológico implica que su distribución también lo sea».
Pedro Osuna asegura que el trabajo en el campo es duro pero a la vez satisfactorio. Para él, el buen funcionamiento de la producción ecológica pasa por tres puntos claves: la fertilidad de la tierra, la rotación de los cultivos y la asociación. Osuna entiende que entre las personas que trabajan en el campo es muy importante la asociación, porque estos no cuentan con los mismos recursos que las grandes empresas. Por eso, Osuna destaca la importancia de APAEMA, «la organización y asociación de productores agrarios es una gran noticia para que podamos contar con más beneficios en nuestro trabajo». También existe la cooperativa Mè Ecològic que aúna a los ganaderos.
Un tema que nos afecta a todos, y sobretodo a los productores agrícolas es el cambio climático. Pedro Osuna advierte de que «las temperaturas extremas se están notando mucho este año y eso, efectivamente tiene una consecuencia directa en las frutas y hortalizas». El uso de ciertas sustancias no está permitido en la producción ecológica, por lo que «ante esta situación, lo único que se puede hacer es controlar o racionar el agua que se le echa a las plantas según las necesidades de cada una». Las circunstancias medioambientales en las que se encuentra el planeta plantean la posibilidad de cambiar los hábitos alimenticios. Pedro Osuna está seguro de que «si se redujese el consumo de carne y se optará por el producto ecológico más a menudo, mejoraría la situación y los productores también ganaríamos en calidad de vida».
De cara al futuro, en ses Terres pretenden seguir con la venta directa de productos ecológicos y con la transhumancia caprina. Un proyecto que tienen ya entre manos es la producción de aceite. Cuentan con un cultivo de 600 olivos, sumado a todo lo mencionado. Todo ello, siempre desde la perspectiva ecológica.