La siembra de algarrobos está en auge. Se trata de un árbol que no necesita muchos mimos, se adapta muy bien al hábitat, y en estos últimos años las cosechas se pagan bien. Todo ello ha hecho que aumente considerablemente el interés por su plantación, ya sean profesionales con grandes extensiones o aficionados en mantener este cultivo tan característico.
Como en casi todo, la siembra y el cultivo en general de algarrobos también ha ido evolucionando y modificándose las costumbres de antaño. Uno de los motivos es el llamado cambio climático. Últimamente llueve mucho menos que hace décadas y eso hace que las plantaciones tengan que ayudarse de sistemas de riego; el agua es la base para una buena alimentación y producción del árbol.
Joan Crespí, en su vivero de la finca es Rafal de Son Albertí, en Búger, ‘cría' cientos de algarrobos de una decena de variedades diferentes. Él es injertador, hecho que le permite investigar y experimentar para mejorarlos. Por ello, además de vender el habitual algarrobo bord, desde hace unos años también los vende ya injertados y cada vez más jóvenes. «No nos podemos quedar con las modas de cultivos, hay que innovar y adelantarse para ofrecerle al cliente lo que quiere», explica Joan, quien incide en que el injerto ha evolucionado mucho últimamente.
El año pasado injertaba algarrobos de dos años y cuando los vendía tenían tres, «eso son tres años de trabajo constante y por supuesto tiene un coste, por ello este año estamos probando de injertar entre los 10 y 11 meses y se venderán cuando ya tengan dos años», comenta. Son más delgados, pero el resultado está siendo muy satisfactorio. «Las variedades son las mismas, la diferencia es la medida del árbol», explica.
Esta experimentación, explica Joan, la puso en práctica después de haber ofrecido una charla sobre injertos. Investigando, vio cómo injertar cuando el árbol es más joven de lo que se hacía antes era factible y empezó a ponerlo en práctica.
Ahora es el momento de hacer los injertos de escudete (o en T), que es un tipo de injerto de yema dormida en el que se separa la corteza del árbol a injertar para introducir una porción de corteza con una yema (escudete) de la variedad deseada. En esta época las temperaturas nocturnas son muy buenas, y las de día también, al no ser muy extremas. Una vez el injerto ‘duerme' y en la próxima primavera brotará; según la variedad y el clima, será entre febrero y abril.
Este nuevo producto que ha puesto en el mercado es porque cada vez es más difícil encontrar quien sepa hacer injertos que quiera desplazarse a las fincas, a no ser que sean grandes extensiones con muchos árboles y le salga rentable. De esta manera, el agricultor ya se lleva el árbol empeltat i aferrat dentro de una maceta para trasplantar cómodamente en la finca.
Es tal el auge actual que Joan ya tiene toda la producción vendida. Además, es uno de los árboles cuya siembra recibe ayudas importantes por parte de la Conselleria d'Agricultura.