Empezaron con la intención de tener una viña para producir vino de mesa (para consumo propio) y han terminado con una bodega que produce unos 15.000 litros de vino al año. Miquel Jaume y Bel Monroig iniciaron su andadura en el mundo del vino hace 26 años con el cultivo de un cortó para producir vino de mesa para consumo propio. Con el paso del tiempo expandieron la plantación hasta llegar a las 4 hectáreas actuales y en el año 2000 entraron a formar parte de la Denominació d'Origen Pla i Llevant.
Como signo de identidad de la bodega, Jaume y Monroig apostaron por implantar la agricultura ecológica desde los inicios. «Hace 26 años era una práctica rara y la gente se extrañaba de que nos decantáramos por la agricultura ecológica sin llevar el pelo largo», cuenta Miquel Jaume entre risas. Fueron la tercera bodega de Mallorca que implantó este sistema, que consiste en cultivar la viña sin productos químicos. «Para cultivar una viña sana nos tenemos que avanzar a las enfermedades porque no tenemos elementos para curarlas», cuenta Jaume, que sigue diciendo que «sembramos favó , ravenisses , vesses y blat junto a la viña para después triturar estas plantas y mezclarlas con la tierra para que se conviertan en el principal alimento de la viña».
Actualmente, en Can Coleto cultivan las variedades de syrah, cabernet sauvignon, merlot monastrell, callet, manto negro y fogoneu. Ésta última es una variedad antigua mallorquina, que se ha incorporado recientemente a la viña y que aportará aromas a los caldos que producen, unos caldos que cuentan con varios premios recibidos en prestigiosos certámenes.
«Hace unos años decidimos acudir a un concurso y obtuvimos tres reconocimientos por tres vinos que presentamos», recuerda Jaume con satisfacción. El año pasado, presentaron cinco vinos en el Catavinum World Wine and Spirits Competition y regresaron a Mallorca con dos medallas de plata, dos medallas de oro y una medalla Great Gold (súper oro). «Compartimos el orgullo de que nuestros vinos tengan medallas con otras bodegas de Mallorca y es un distintivo que da la garantía a los clientes de que compran un buen vino», según explica Miquel Jaume que anima a la gente a que acuda (cuando sea posible) a las catas de vinos que se organizan en la Isla «y así comprobarán que en Mallorca se hacen muy buenos vinos. Decir que los vinos de aquí son caros en comparación a los de la Península es una fake news, una falacia porque los caldos que llegan de grandes bodegas de fuera a un precio reducido son el excedente de vino que producen y que tienen que poner en el mercado».
En Can Coleto prefieren controlar la producción de la viña y cuidar los cepos con la misma ilusión que lo hacían en sus inicios. Su objetivo es seguir en el mercado con unos caldos de calidad y ecológicos producidos en Petra.