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Lindsay Lohan disfruta de una fiesta nocturna antes de ingresar en prisión

La actriz Lindsay Lohan atiende en el tribunal junto a su abogada Shawn Chapman Holley (i) durante la celebración de una vista sobre la reciente violación de su libertad condicional. | Efe

| Los Ángeles |

¿Preocupada? No, esa palabra no parece estar escrita en el diccionario de la joven a pesar de tener que ingresar en prisión en tan solo unos días. Lohan cambió el pañuelo de lágrimas y su rostro serio, por un gran escote, unos labios rojizos y una sonrisa de oreja a oreja.

Así de peculiar y peleona es esta joven de 25 años que lleva teniendo problemas con la justicia desde hace tiempo. Y es que su afición a las drogas, el alcohol y las propiedades ajenas han hecho que Lindsay Lohan se convierta en la chica mala de Hollywood. Y con razón.

Pero antes de ingresar en prisión el próximo día 9 de noviembre por haber violado hasta en dos ocasiones su libertad condicional, tal y como sentenció la jueza Stephanie Sutner, la chica de cabello rubio decidió pintarse el ojo y disfrutar de las fiestas nocturnas.

Posiblemente el contrato millonario que ha firmado con la revista 'Play boy' es lo que mantiene contenta a Lohan. Gracias a este desnudo que verá la luz el próximo mes de enero y que ha tenido que realizarse en dos ocasiones porque la joven no estaba conforme con las primeras fotografías, Lindsay se ha embolsado un millón de euros, según 'Daily Mail'.

 

No pierde la sonrisa

Y claro, con esa cantidad tan suculenta en el bolsillo ella parece no perder la sonrisa. Así la hemos podido ver saliendo del Hotel Roosevelt de Hollywood con un atuendo que deja mucho que desear. Y es que ese conjunto de falda nude por la rodilla con chaqueta de punto negra, que dejaba poca cabida a la imaginación no hacía justicia a la actriz, que complementó el outfit con un collar de brillantes, un bolso bicolor y unos altísimos tacones.

Eso por no hablar de su melena, su marcadísima mirada con eyeliner negro y su labios rojo pasión a conjunto con sus uñas. Sin duda una mezcla explosiva que seguramente dio mucha guerra durante su -posiblemente- última noche de juerga antes de cumplir 30 días de condena.

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