El legendario actor Kirk Douglas, y la actriz Catherine Zeta-Jones, remitieron hoy sendas cartas al juez de Nueva York que lleva el caso de su nieto e hijastro, respectivamente, pidiéndole que no le condene a diez años de prisión por traficar con drogas.
Cameron Douglas, hijo del conocido actor Michael Douglas, se encuentra en prisión desde que fue detenido el pasado julio en un conocido hotel de Nueva York con una cantidad igual o superior a 500 gramos de «cristal», la forma más pura de metanfetamina, que tenía planeado distribuir.
Antes de ser detenido Cameron había aceptado 15.000 dólares en efectivo a cambio de media libra de «cristal» (unos 230 gramos).
Varios personajes famosos, entre ellos parte de sus familiares, han enviado cartas al juez Richard Berman, que tiene previsto dictar sentencia contra él a finales de abril por unos delitos de los que Douglas ya se ha declarado culpable.
Cartas
Según algunos extractos difundidos por medios locales, Kirk Douglas asegura en su escrito que no tenía idea de que su nieto tuviera problemas con la Justicia, y destaca el orgullo que sintió la familia cuando ambos participaron en una misma película en la que también aparecía su hijo Michael.
«Me sorprendió cuando se metió en ese lío. Yo estaba convencido de que Cameron podría ser un excelente actor y una persona que se preocupa de cuidar a los demás. Espero poder ver que eso ocurre antes de morir», asegura el abuelo Douglas.
La madrastra del joven también ha remitido un escrito al juez en que el destaca lo buen hermanastro que ha sido Cameron Douglas con los hijos que la actriz británica ha tenido con su padre y asegura que se merece ingresar en un centro de rehabilitación, no en una prisión.
«Lo que está mal, está mal, pero sus cualidades positivas prevalecen, por lo que acudir a un centro de tratamiento le ayudará a rehabilitarse», asegura la actriz en su escrito.
El pasado 16 de marzo la novia de Cameron fue puesta en libertad tras pasar siete meses en prisión por ser descubierta llevando heroína en 19 pequeñas bolsas escondidas en un cepillo dental eléctrico para entregárselas a su compañero sentimental cuando éste estaba bajo arresto domiciliario.