Es un hombre moderado y correcto que trabaja como terapeuta familiar de la Secció d'Infància i Família (SIF) del Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS). Es especialista en hipnosis, gerontología social y dirección y gestión de servicios sociales. Guillermo Morales Homar es psicólogo. Nació en Soria y afirma que a partir de los 50 años se ha vuelto coqueto y no quiere decir su edad. ¡Vale! Está casado con Carmen, que es psicóloga y tiene dos hijas, una de 30 años y otra de 19 meses. Le gusta tocar la guitarra y cocinar.
Antes de hablar de los adolescentes quiero expresarle mi opinión: para que los jóvenes no se rebelen contra un sistema corrupto, injusto y caduco, al sistema le interesa tenerlos atontados con series de televisión, videojuegos y sobre todo con las drogas y el alcohol...
Xisco Busquets.- Usted, ¿qué piensa?
Guillermo Morales.- Yo creo que el sistema los ve como ávidos consumidores, y además todo lo que lleva el sello 'JOVEN' se vende bien. Creo que los jóvenes tienen demasiada información y estimulación sin haber podido generar criterios para discriminar y elegir.
X.B.- ¿Se refiere a internet?
G.B.- Y a muchos modelos de comportamiento 'histriónico' y antisocial que promociona la televisión. Y sin duda un fácil acceso al alcohol y otras drogas. Sin embargo, el sistema no les da tantas facilidades para comportamientos saludables, como la práctica deportiva o comportamientos prosociales.
X.B.- Totalmente de acuerdo, porque si no, ¿qué explicación tiene que España gane el Mundial y salgan millones de jóvenes a la calle, mientras a los funcionarios les rebajan hasta 300 euros mensuales y nadie dice nada?
G.M.- ¡La explicación es que no estamos en Francia...! Allí sí se han rebelado contra algo que les queda bastante lejos, como la jubilación. También se rebelaron en su día contra los 'contratos basura'.
X.B.- ¿Sabe lo que le digo...?, que el sistema ha conseguido su propósito: que todos seamos dependientes, los jóvenes del alcohol y las drogas, y los demás de la tele, de los medicamentos, y también del alcohol...
G.M.- ¡Parece que todos somos dependientes de un mercado global, del cual nadie se hace responsable, y que nos hace bailar a su son! Pero también somos animalitos sociales y necesitamos del contacto, la comunicación, el apoyo social y sentirnos "queribles". Si falla esto, cada cual busca su manera de amortiguar el dolor.
X.B.- El dolor emocional se amortigua con medicamentos, alcohol y otras drogas. Disculpe mi pesimismo, pero mientras no seamos, todos, muy conscientes del interés que tiene el sistema en envenenarnos, no se arreglarán las cosas...
G.M.- ¿Qué quiere decir?
X.B.- ¡Dicen que somos muchos y que no hay recursos para todos, por eso quieren quitarse de encima a varios millones de seres humanos con pandemias, guerras, hambrunas...! ¿Por qué no las evitan?
G.M.- No lo sé, pero no estoy de acuerdo. El sistema necesita consumidores y el Estado recaudar impuestos directos e indirectos. Cuantos más seamos, mejor para ambos. La cuestión es qué calidad de servicios nos ofrecen a cambio, por ejemplo en sanidad, educación, cultura o protección a la infancia.
X.B.- ¡Usted sabe bien qué servicios ofrece la Administración: poner parches y no ir jamás a la raíz del problema...!
G.M.- Es un tema complejo ya que la Administración debería ser estratégica y tener claro hacia dónde quiere ir. Y, al mismo tiempo, debe dar respuestas a las demandas y necesidades cambiantes de los ciudadanos. Pero, además, está el factor tiempo: en política las elecciones son cada cuatro años y eso no permite programar a largo plazo.
X.B.- ¿Me puede ayudar a dejar de fumar?
G.M.- Encantado (Risas). Aunque dejar cualquier hábito cuesta lo suyo.
X.B.- Dicen que el tabaco alivia la ansiedad. Entonces, si se deja de fumar, ¿qué hacemos con la ansiedad?
G.M.- ¡Noooo! La nicotina es un psicoestimulante, un activador. La ansiedad al dejar de fumar suele estar provocada por el síndrome de retirada-abstinencia, por 'el mono'.
X.B.- Pero mucha gente que deja de fumar engorda porque come para aliviar la ansiedad y la depresión, ¿o no? ¿No sería mejor primero intentar erradicar la ansiedad y después dejar de fumar?
G.M.- Totalmente de acuerdo, de hecho para facilitar el abandono del tabaco se suelen enseñar técnicas de autorregulación emocional, por ejemplo la relajación.
X.B.- Los confesionarios están en desuso, ¿es el psicólogo el nuevo confesor que perdona los pecados del mundo?
G.M.- De entrada no creo en la culpa/perdón, creo en la responsabilidad de cada persona sobre su comportamiento. En este sentido, además del apoyo social, me parece muy importante la percepción de control y de competencia de cada persona para resolver sus problemas
X.B.- A ustedes, los psicólogos, ¿les resulta más fácil librarse de la depresión o de la ansiedad?
G.M.- A nosotros, además de lo nuestro, nos afectan los problemas de las personas a las que intentamos ayudar, en especial si el objeto de nuestro trabajo son los efectos de la violencia o los malos tratos. Así podemos vernos afectados por lo que se llama la 'fatiga por compasión', el 'trauma vicario', además del 'burnout'. Por eso necesitamos el apoyo de los demás para superar nuestras crisis y estados emocionales de malestar.
X.B.- ¿Qué es esto?
G.M.- La 'fatiga por compasión' es un estado experimentado por los que ayudan a las personas traumatizadas o que han sufrido situaciones abusivas, se trata de un estado de extrema tensión y preocupación con el sufrimiento de aquellos a los que se ayuda, hasta el grado de que es traumatizante para el que facilita la ayuda.
X.B.- ¿Y el trauma vicario?
G.M.- Puede aparecer debido a los efectos del material traumático relatado por los clientes a los terapeutas. Así, puede afectar a la sensación de seguridad, la confianza y la dependencia: ser capaz de depender y confiar en los demás y en uno mismo; la autoestima, la intimidad...
X.B.- ¿Y el 'burnout', qué es?
G.M.- Conocido también como 'desgaste o estar quemado en el trabajo', es un estado de agotamiento físico, emocional y mental causado por involucrarse en situaciones emocionalmente demandantes durante un tiempo prolongado. Aparece a menudo en personas que ejercen profesiones de 'ayuda' y en aquellas personas que cuidan a otras.
X.B.- ¿Usted ha conseguido librarse de ellos?
G.M.- Librarme no, pero trabajo para 'gestionarlos'. Procuro cuidarme. ¡Uno no puede dar lo que no tiene! Para dar bienestar a las personas, uno tiene que estar bien. Así, aplico cotidianamente estrategias para afrontar el estrés y la ansiedad en mi vida personal y profesional.
X.B.- ¿Cómo lo hace?
G.M.- Me va bien relajarme con técnicas derivadas de la hipnosis, también me ayuda la meditación y una técnica que facilita la estimulación de los hemisferios cerebrales (EBAI). También me ayuda practicar Pilates. Pero lo más importante es tener alguna persona de confianza con la cual puedas compartir tus estados emocionales.