El príncipe de Preslav, Kyril de Bulgaria, puntual a su cita veraniega con Mallorca, ya está aquí. Llegó el martes o, como mucho, el lunes. Y llegó con sus hijos, Olimpia y Tarsilo, por lo que suponemos que a su primogénita, Mafalda, no tardaremos en verla por aquí, como en verano anteriores.
Casi al mediodía de este martes, abandonó su casa de Porreres bajo un sol asfixiante e inaguantable –¿Por qué buscará la gente lugares como ese para pasar las vacaciones?– y tomó dirección a Felanitx.
Le acompañaban sus hijos. Ella, a su lado, delante, y él en el asiento lateral de atrás. También iba con ellos un perrito blanco, que ya vimos en veranos anteriores. Nos llamó la atención no ver a bordo la vela y las tablas de surf y de kite surf, por lo cual nos dio la impresión de que la playa iba a esperar, pues cada vez que va a ella, carga con todos esos artilugios. Y no nos equivocamos, pues en vez de bordear Felanitx, buscando la carretera de Manacor, para dirigirse a su lugar habitual de playa, se introdujo en el pueblo, como buscando un lugar en concreto. «Seguro que van a comprar los bocatas y las bebidas para pasar el día», nos comentó un colega. Pues no. De bocatas y bebidas, nada, pues en una ferretería, frente a la cual pararon, no se vende de eso, sino herramientas.
Hechas las compras ahí, en pleno centro felanitxer, de nuevo al coche con el que se trasladaron al súper Lidel, frente al cual aparcaron. Entraron en él, tras pillar un carrito de la compra, para reaparecer a la media hora, con bolsas, platas y rollos de papel de cocina, que fueron depositando en el espacio que quedan entre los dos asientos laterales de la parte de atrás del coche.
Desde ahí, regresaron a casa, dejando el baño para hoy o mañana, pues suponemos que, habiéndose hecho más de las dos de la tarde y con tantas cosas que meter en la nevera, el baño no estaba en el orden del día