El carro triunfal de la Beateta fue acompañado, como es tradicional, por los carretons ornamentados para la ocasión por los vecinos, que también se vistieron a l'ample como manda la tradición. Los carros, que iban tirados por pacientes burros, fueron cuidadosamente decorados con hojas de palma, flores de buganvilla o geranio y con ramas de mirto, así como otros ornamentos como faroles, cestos y telas de llengos . Pero lo más importante fueron los niños, que muy ilusionados por lucir sus trajes de payés no paraban de recolocarse el rebosillo o los pañuelos que les cubrían la cabeza y, en cuanto pudieron, no se cansaron de lanzar caramelos a los que esperaron el comienzo del desfile en honor a Santa Catalina Thomàs por las calles de Valldemossa.
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