Los sanfermines han estallado en Pamplona con el lanzamiento del tradicional chupinazo desde el balcón principal del Ayuntamiento, un cohete que ha sido recibido con los habituales vivas y goras al santo coreados por miles de personas.
A las doce en punto en el reloj de la Casa Consistorial, el concejal de NaBai Iñaki Cabasés, «especialmente contento» por este «honor», ha prendido la mecha del cohete que da rienda suelta a nueve días de intensa fiesta, con su deseo de que sea la de «la solidaridad».
«Iruindarrak, pamploneses, pamplonesas y cuantos habéis venido a disfrutar con nosotros: Viva San Fermín, gora San Fermín», ha sido la fórmula elegida por el edil para iniciar estos sanfermines, en los que durante 204 horas ininterrumpidas se sucederán los 431 espectáculos incluidos en el programa oficial, entre los que destacan los mundialmente conocidos encierros.
A ellos se suman centenares de actos más que se vivirán en las calles improvisados por pamploneses y visitantes, pues si algo son los sanfermines son una fiesta en la que la ciudadanía es la protagonista indiscutible.
De hecho, horas antes del chupinazo, eran numerosas las cuadrillas reunidas en bares y cafeterías de Pamplona para compartir los típicos almuerzos con los que preparar el cuerpo para esta primera y larga jornada.
Al mismo tiempo, la Plaza Consistorial comenzaba a llenarse de gente que ha amenizado la espera con cánticos, balones gigantes y bebida, en una mañana de suave temperatura pero sin lluvia, lo que ha aliviado el calor de los presentes que, otra vez este año, tenían prohibida la entrada de envases de vidrio, impidiendo así las duchas de cava de anteriores cohetes.
El motivo, evitar cortes entre los asistentes, que han sustituido el espumoso por vino y sangría en envases de cartón, lo que ha ido cambiando el blanco del traje típico por un color burdeos conforme pasaba el tiempo.
A falta de pocos minutos para el mediodía, mientras la corporación salía a los balcones del edificio municipal, la multitud que abarrotaba ya la plaza del Ayuntamiento, donde se han podido ver varias ikurriñas y alguna bandera de presos de ETA, ha levantado los pañuelos sobre sus cabezas para formar una alfombra roja que ha durado hasta que el cohete les ha permitido anudárselos al cuello.
En ese momento, los vivas y goras a San Fermín se han repetido simultáneamente en distintos puntos emblemáticos de la ciudad, donde el Ayuntamiento ha instalado pantallas gigantes para seguir el acto en directo.
La fiesta ha inundado todo el Casco Viejo de la ciudad, concurrido de manera especial al coincidir el inicio de sanfermines con un fin de semana, permitiendo de esta forma a los vecinos de localidades cercanas sumarse a pamploneses y turistas llegados desde los puntos más diversos, como lo constatan los 2.500 periodistas que procedentes de 17 países se han acreditado estas fiestas.
Este 6 de julio tiene además como novedad la recuperación, dieciséis años después de su suspensión por los incidentes, de la «marcha a vísperas», conocida como Riau riau, que esta tarde partirá del Ayuntamiento hacia la capilla de San Fermín con la comparsa de gigantes y cabezudos, la banda de música La Pamplonesa y la corporación.
Entre un acto y otro, numerosas charangas han llevado su música por las calles de Pamplona, en cuya plaza de toros esta tarde se celebrará una corrida de rejones con Pablo Hermoso de Mendoza, Sergio Galán y Roberto Armendáriz en el cartel.
Con la llegada de la noche, será el turno de otros espectáculos al aire libre y gratuitos, como los Titiriteros de Binéfar con su pasacalles medieval poblado de juglares y dragones y, ya de madrugada, el músico catalán Macaco, presentando «El murmullo del fuego», su último disco, y el grupo Guaraná.