La ciudad se iluminó para celebrar con intensidad la Revetla de Sant Sebastià. Familias enteras, con niños y acompañados de las abuelas, no se separaban de las barbacoas que el Ajuntament de Palma había puesto a su disposición por aquello de darse calorcillo en las manos y hacer de la torrada una divertida aventura. Familias enteras y grupos de amigos portaban cestas llenas de viandas y latas de refrescos.
Gentes de todas las edades ocuparon las plazas donde se ofrecía música festiva y recorrieron calles céntricas en una noche en la que Palma es como el Born de antaño, donde se paseaban para encontrarse con amigos y conocidos o entablar nuevas amistades. En cuanto a las actuaciones en la verbena, este año se ha escuchado la opinión de los ciudadanos en las encuestas realizadas sobre los grupos musicales que amenizarían la noche del humo. La noche fue ruidosa, de armonías que vibraban en el asfalto de unas calles iluminadas de Navidad, pasado ya Sant Antoni.