Una semana después de que la lluvia impidiera su celebración, la tradicional fiesta de la suelta de patos de Can Picafort se pudo por fin disfrutar. Miles de personas, como cada año, se dieron cita para esta peculiar celebración que, con los años y la adopción de los patos de plástico, tiene un carácter más amable y festivo.
Familias, grupos de amigos, grandes y pequeños, todos se lanzaron al agua sin pensarlo demasiado a la caza del preciado pato amarillo de goma, que como trofeo agitaban en el aire al salir del mar.