La Plaça de la Vila de Santa Maria se quedó pequeña el pasado sábado para celebrar, un año más, la Festa del Vi Novell, una de las tradiciones más enraizadas del municipio y que nace de celebrar la llegada del nuevo vino a las bodegas, hecho que tradicionalmente se anunciaba con un brote de pino a las puertas de éstas. La fiesta, como siempre, giró en torno al vino y al sentimiento de la tierra.
Al finalizar el acto protocolario, donde se entregó el ‘brot de pi' a los distintos bodegueros y se realizó el acto de hermanamiento con la bodega Sa Cova de Eivissa, un total de diecisiete bares y restaurantes comenzaron a servir tapas y vino, con lo que el ambiente festivo no tardó en aparecer.
Durante el acto también se vivió un momento emotivo al recordarse, con la suelta de un gran globo, la figura de Sebastià Pastor, el gran ausente en esta fiesta, célebre bodeguero de Santa Maria recientemente fallecido. La fiesta se alargó hasta bien entrada la madrugada y fue amenizada con la actuación de los Grollers de la Factoria.