Los Rolling Stones reivindicaron en su concierto de anoche en el O2 Arena de Londres «el título de reyes del rock and roll que ellos mismos inventaron», según la crítica británica, que alaba hoy especialmente las actuaciones conjuntas con los invitados especiales, Mary J. Blige y Jeff Beck.
«Keith Richard dijo que la belleza del rock and roll es que cada noche una banda diferente puede ser la mejor del mundo. Bueno, anoche fue el turno de los Rolling Stones de reclamar el título que ellos mismos inventaron. Y lo hicieron con estilo y lustre», escribe el periódico británico «The Daily Telegraph».
El rotativo «The Guardian» por su parte le da cuatro de cinco estrellas a la velada, dominada en general por un tono nostálgico, interrumpido de repente por momentos en los que los Rolling Stones «resucitaban» con más ímpetu que nunca.
La cantante Mary J. Blige, que apareció sobre el escenario para acompañar a sus «Satánicas Majestades» en «Gimme Shelter», sonó «fantástica», agrega «The Guardian», pero lo más emocionante para este diario fue el efecto que su presencia tuvo sobre Jagger, quien «se esforzó el doble por dominar la actuación».
Sus dos voces juntas tuvieron, según «The Guardian», un «efecto fascinante» sobre el público.
Para «The Times», el concierto, presenciado por 20.000 personas, mejoró a medida que avanzaba la noche hasta «incendiar» al público con «Sympathy For The Devil», seguido de un «coro angelical» que interpretó una «preciosa versión de 'You Can't Always Get What You Want' que nos recordó a todos que los Stones también tienen un lado dulce».
«Va en contra de las leyes de la naturaleza y la razón, pero nos hacen sentir que la banda aún está en la cumbre de sus poderes», concluye el diario.
«The Independent» aplaude especialmente las actuaciones conjuntas con Mary J. Blidge y el guitarrista Jeff Beck, y valora que la banda interpretase temas que normalmente quedan excluidos de su repertorio en las giras mundiales.
Mick Jagger, ataviado con una americana blanca jaspeada sobre una camisa negra y un sombrero de terciopelo, «se retorcía (por el escenario) como si tuviera nudos en las articulaciones» y su voz era «buena, algo estridente aquí y allá» durante su interpretación de «Get Off My Cloud».
Con «Midnight Rambler» y durante alrededor de unos siete minutos, «pareció que los años desaparecieron y el grupo se encontrase aún en la vanguardia del pop», escribe «The Independent».