Catalina Valls, la gran señora de la escena mallorquina, cumplió noventa años con una envidiable salud, ánimo y fe. El día de su cumpleaños quiso asistir a la misa concelebrada por el canónigo Antoni Fullana y por Bernat Nadal, en la iglesia de Sant Sebastià. Luego, a celebrarlo con su familia en can Joan de s'Aigo.
Su hija Ana María la invitó a cenar a s'Hostal d'es Plá. No lo dudó. La ocasión lo merecía y la compañía sería grata junto a sus seres más cercanos. Sin embargo, al llegar allí, cien voces le desearon un “cumpleaños feliz†al unísono. Emocionada, recibió los abrazos de sus amigos actores, músicos, poetas, escritores y muchos más que la quieren, admiran y respetan