En un discurso muy personal referido a la princesa, el director de la AGM incidió en que se lleva «una gran mochila llena de experiencias, valores, conocimiento, amistad y compañerismo» que ha ido cargando a lo largo del curso y le ha hecho crecer «como persona». «Os ha permitido conocer mejor y apreciar más a nuestro Ejército de Tierra y a quienes forman sus filas», señaló el general, quien subrayó que todo ello la ha llevado «a valorar, experimentándolo en primer persona, la exigencia de la vida militar».
Creo que nada hay más importante que destacar estas palabras para medir cuan importante va a ser cumplir con sus exigencias de futuro que se han de fundamentar en la exigencia de servir a los demás. Como en este país nunca estamos contentos, habrá quien se lleve las manos a la cabeza cuando les digo que con este acto que presenciamos esta semana que acaba en la Academia Militar de Zaragoza en el que Leonor de Borbón y Ortiz se convirtió en dama cadete del Ejército ha dado un paso de gigante y hacia adelante mostrando la modernidad de la Casa Real de España, y de su persona, demostrada por su perfecta integración en la que ha sido su primera experiencia como militar, pues todavía le queda el Ejército del Aire y la Marina, de la que un día, esperemos que lejano, se convertirá en Jefe de los Ejércitos, como lo es su padre.
Es muy bonito escuchar como otros militares que conozco se emocionan cuando valoran, repito, desde la emoción de su amor a la patria, el enorme simbolismo de ver a una princesa feliz, sana, equilibrada, capaz de tratar con todos con una naturalidad pasmosa y un carácter que ha enamorado a todos sus compañeros y compañeras. Además se ha convertido en un símbolo que muchos jóvenes quieren imitar porque a través de los medios de comunicación fundamentalmente han conocido que hay una vocación que puede desarrollarse sin que el sexo determine el lugar que vas a ocupar en el Ejército el día de mañana. Y para más inri, va la señora y nos regala unas imágenes de botellón con sus amigos durante unas fiestas populares en las que los que la acompañan no son pijos elegidos, son jóvenes de la clase media con ganas de tener un futuro, y que como Leonor están en la lucha.
¡Felicidades, alteza real!