José María Janer es todavía hoy uno de los mejores interioristas del mundo. Cuando le conocí, en la Barcelona de finales de los años ochenta, era un dios adorado por todas las grandes damas de la sociedad barcelonesa, en la época las más elegantes de Europa, sin duda alguna. Destacaba entre todas la que fue marquesa de Samaranch, conocida como Bibis Salisachs, que ponía sus casas en manos del creador para que su mundo de diario de por sí elegante se volviera mágico.
El genio de Janer aterrizó en Palma y ha cosechado amantes de su arte único, de su estilo y de su elegancia cosmopolita disfrazada de lujo de toda la vida, cuando siempre ha sido, a mi entender, la más moderna de las puestas en escena caseras que uno pueda desear. Janer es atrevido, basta visitar su tienda de la calle Verí, y maravillarse en la cueva de Alí Babá y sus tesoros. Lo compraría todo.
En fin, que el anfitrión quiso dar la bienvenida al nuevo año ofreciendo un cóctel solo para chicas al que no faltó nadie. Fue tal el éxito de la convocatoria que sé de algunos que están queriendo copiar la idea. Ya saben, María Juan de Sentmenat y Lerdo de Tejada es única. Foc i fum en una sola persona, pura explosión de energía, fuegos artificiales cada vez que aparece en escena. La adoro.