Y me voy de fogueró, ni más ni menos que en la base de Pollença, el elegante aeródromo militar donde comanda el coronel Alberto Sevilla Seguí, casado con una pollensina estupenda de toda la vida, y una de mis amigas de la infancia. Su jardín daba a nuestras terrazas traseras, o sea que podíamos vernos sin disimulo, lo que no deja de ser maravilloso. Antes no había nada que esconder.
Vuelvo al fogueró de la base, donde, como es tradicional, también se celebró una torrada, que es lo más cool del mundo mundial, y lo más bueno, sonó la ximbomba y hubo hasta glosadors. El ambiente fue fantástico.