El artista mallorquín Carlos Prieto, que cumple estos días la nada desdeñable cifra de veinte años con el pincel y actitud artística, abrió las puertas de su estudio en la calle de Sant Pere Nolasc, para que sus clientes y amigos pudieran poder entrar hasta sus entrañas, en la casa del creador que preparó junto a Xisco Cabello una experiencia multisensorial a modo de exposición, en la que los cuadros cobraron vida a través del olor, la música, los colores y las nuevas tecnologías.
La tituló Multisensory experience, en un intento del artista Prieto de que «la pintura sobresalga del marco y te envuelva en un entorno de estudio». La casa del pintor es un fiel reflejo de su alma y de su espíritu más recóndito. En estos veinte años de profesión Prieto ha madurado dando pasos de gigante. No se ha relajado en la comodidad, antes al contrario, ha querido y sabido explorar otros mundos, a veces brillantes, otros oscuros, que son los que ofrecen otras ciudades, alejadas del confort que supone estar cerca de los suyos.
Esa apertura de mente se ve en su obra, en su madurez de hombre todavía joven y rebelde empeñado en que su trabajo llegue al corazón de quien lo observa. Todo y nada ha cambiado en este tiempo, al menos así lo reconoce el artista, pero servidor, que le viene observando casi desde sus inicios, es capaz de afirmar, sin ningún temor a equivocarse, que siendo capaz de mirarse hacia adentro todo lo aprendido dará frutos que ni el artista es capaz de imaginar, siendo como es generoso y agradecido, más todavía. Hace lo que tiene que hacer. A él, a sus padres y su familia, al igual que a todos ustedes les deseo una muy feliz Navidad. Fum Fum Fum!