Arco 2023 ha sido el de la vuelta a la normalidad, el de las ventas importantes y el de los reencuentros y las añoranzas. Pasé primero, con Carmen, por la Galeria Pelaires, donde Fede Pinya todos los años actúa de perfecto anfitrión intentando que cada mallorquín que le visita se sienta bienvenido. Es nuestro armario. En las paredes del stand Rebecca Horn, buena amiga de Pollença, brillaba como siempre a pesar de su situación actual. Es de las grandes.
Pasé por la Galeria de Giorgio Persano, donde se exponía la obra más reciente de Susy Gómez. Persano es el galerista de la mallorquina desde hace casi 35 años. Tuvo visión para invertir en ella porque ese es el trabajo fundamental de los galeristas, dar a conocer con, a veces, inversiones tremendas, el trabajo de los artistas que admiran. En Arco la inversión mallorquina es enorme. Vi también a María Baró con su elegante esposo y su hijo atendiendo en su stand. La obra de Sicilia entusiasmó a muchos. Y entre esos muchos no faltó la maravillosa presencia de Paula Fuster Taronjí, amante del arte como sus amigas, Concha Calvo, que iba con su hija Maria Buades y el artista Lolo Gardner, que nos tiene reservado un sorpresón que aún no puedo revelar, no vaya a ser que me riñan los de la casa.
Vi a la directora de Sotheby's Alejandra Vanoli, a Mar Aldeguer, y a Pablo Alborán, que a pesar de que no le dejamos en paz ni cuando va con su señora madre, quiso posar para este cronista tras un ataque por la espalda que demostró lo educadísimo que es. Estuvo también Rosario Nadal acompañada de su hija Mafalda Coburgo, Alberto Tomas con Víctor Bañares y su marido César Larios. Víctor, que trabajó para Globalia, ha creado su propia empresa de trenes, algo que me parece muy cool. Pelaires, L21, Baró y Kewenig, además del stand del IEB, conforman la presencia de galerías mallorquinas en Arco, y podrían ser más.
Ahí estaban algunos de los fundadores de la feria, como Gero Martínez de la Maior, y coleccionistas tan destacados como Jose María Lafuente o Jaime García-Ruiz, que acudió a la feria con su hija, su yerno y su nieta María, de pocos meses de edad. Juana de Aizpuru, desde la altura de sus 90 maravillosos años, sigue al pie del cañón, con su pelo rojo, que es como el semáforo de su estand. Allí atiende a sus amigos de toda la vida y a los nuevos que hace cada año.
Vi a Miquel Sagrera con Julià Ribot Blanes, y vi a mi adorado Carlos Martorell, PR de los grandes de verdad. Qué elegantes son todos aunque el que se lleva la palma es Santi Ques. Qué nivel. Ah y vi y besé a la directora de Es Baluard, Inma Prieto acompañada del director de la Fundació Miró, Paco Copado. Verlos juntos es una delicia. En fin, que vi mucho y disfruté mucho. Arco es un chute de realidad del presente y del futuro.