Hasta hace unos días era incapaz de imaginar a Camilla coronada y no sé todavía si ungida como lo fue la madre de Isabel II cuando fue coronada en los años treinta. Los que recordamos los escándalos que la pareja protagonizó, escándalos que no presagiaban nada bueno para el futuro de la pareja real, nos equivocamos porque no solo acabaron casándose, sino que han conseguido una aceptación popular inaudita después de todo y, lo más importante, el tiempo que lo cura todo los ha convertido en reyes.
La coronación promete ser excelsa y digo promete porque nadie está seguro de las innovaciones que vamos a ver con respecto a la de Isabel II, que fue lo más; les recomiendo la vean en YouTube. Los Reyes de España son proclamados siguiendo la tradición de Castilla, y no la de Aragón, que coronaba a sus reyes en una ceremonia que los historiadores definen como fabulosa por los simbolismos que acarreaba. Esta coronación será el epítome de los símbolos. Por lo pronto sorprende y mucho a los entendidos que la reina Camilla use para su coronación la misma pieza que usó la bisabuela de su marido, la más conservadora de las monarcas británicas y la culpable de que el joyero real sea único en el mundo.
Su pasión por las joyas la llevó a crear para su gran día una corona casi tan majestuosa como la de su marido, cuajada de piedras preciosas y donde destacan algunos diamantes fabulosos. La corona de la reina María de Teck fue encargada y usada por la consorte del rey Jorge V para la coronación de 1911. Lo normal es que cada reina consorte cree su corona. Lo fue hasta la coronación de Jorge VI, en la que la abuela de Carlos III lució el Koh-i-Noor de 105 quilates, un diamante que India, Pakistán y Afganistán han exigido al Reino Unido que se les devuelva. Está engastado en la corona que usó Isabel Bowes-Lyon, madre de Isabel II, y tal es su importancia que algunos lo han valorado como el más caro del mundo.
Era tan inmensa la piedra primitiva que de ella se sacó no solo el mega diamante y un broche que constaba ente los favoritos de la anterior soberana, también un juego de pendientes de uso diario y algo más que se me olvida. No lo puedo saber todo. O sí. El vestido será blanco, largo y de seda bordada en oro con los símbolos del reino y se usará manto real. Un cuento, vamos, en el que todos los nobles titulados presentes se colocarán un coronet al mismo tiempo que su rey recibe la corona sobre su ya madura cabeza. Pura magia en pleno siglo XXI. Pura locura.