El titular es absurdo porque no es que se hagan, es que lo son desde hace mucho tiempo, pero al parecer no nos gusta que los reyes envejezcan. Miren a don Juan Carlos, se le retrata como si fuera un campeón de las camas, casi un asalta lo que sea con tal de pillar, y es un señor de más de ochenta años con dificultades motrices dolorosas. Eso sí, no pierde las ganas de gustar a toda señora o señorita que se le pone por delante. Genio y figura. Doña Sofía sigue como siempre, enérgica y royal. Sin embargo, Paola, que es contemporánea, ha envejecido fatal, pero ha conseguido salvar su matrimonio con el que la convirtió en reina, Alberto. Tanto que regresó a Mallorca, a Formentor, para celebrar sus bodas de oro.
Al matrimonio les costó sobrevivir. Infidelidades de ambos, hijos ilegítimos que han devenido en príncipes de los belgas y una primicia que les voy a contar: Paola de Lieja, hoy reina Paola, fue muy muy amiga de Heini Thyssen, tanto que le visitaba con frecuencia en la Villa Favorita. Al parecer, el barón se cansó de comprar brillantes. Eso no ha quedado muy elegante, pido disculpas, pero es historia verdadera. Su marido no le iba a la zaga, aquí donde lo ven convertido en abuelo de la futura reina y en padre de rey, habiendo sido rey más de lo que muchos aventuraban tras la muerte de Balduino de Bélgica, el marido de mi adorada y añorada Fabiola de Mora y Aragón. Voy a hablar de las reinas belgas que conozco.
A la actual, Mathilde, todos la conocen y adoran porque es pluscuamperfecta como reina de ese difícil país, Paola es Paola, la reina de la elegancia y el buen gusto en una corte demasiado austera hasta que llegó esta rubia italiana, en minifalda, pero noble romana de las finas, amante del rock and roll y de las fiestas mundanas. Y después llegó Fabiola procedente de la España decente de la época, y nos hicieron creer que era una mosca muerta y no, fue una mujer fuerte dotada de un humor extraordinario que supo reírse hasta de sí misma siendo la más reina de todas. Esos pelos imposibles con las diademitas volando sobre la laca son inolvidables. Esta casa real tiene un joyero pobre, de ahí la locura de Paola por las joyas.