Carlos Prieto ha luchado desde la adolescencia para hacerse un hueco entre los artistas más destacados de las Islas. Lo ha conseguido arriesgando, pero también conservando algo del carácter indómito que le llevó a crear uno de los personajes más increíbles de Palma.
Ser uno de los pinceles más trabajadores del panorama actual y pertenecer a una Palma cosmopolita y moderna le ha causado momentos de zozobra artística que ha sabido capear como solo los más grandes han sabido, emocionando a todos. El estudio casa de Carlos, que es una caja de color e historias en el centro de Palma, fue abierto a los amigos y a la sociedad con una alegría casi de otro tiempo.