Además de amigo es el modisto de las grandes damas de la sociedad mallorquina. De hecho, cada temporada llega a la Isla y las atiende a todas para que renueven su armario con ropa hecha a medida en algunos casos, y de una calidad tanto en tejidos como en patronaje excepcionales. Ya les gustaría a muchos modistos vestir a las clientas de renombre con la naturalidad que lo hace Santiago Bandrés, que llegó a Mallorca hace ya muchos años amadrinado por la gran Cristina Macaya, que luce sus modelos como nadie. El caso es que Bandrés no se ha conformado con la moda, también pinta e inauguró junto a Pedro de Villota, de Madrid, la que es su segunda exposición. Cuenta las emociones y reflexiones que él, como todos, hemos vivido durante la pandemia. El aislamiento, la reflexión, la soledad, los alejamientos y acercamientos en la convivencia de la pareja representando con su técnica de la grissalla, lo corpóreo, y con una técnica fluida de tintas, superponiendo siluetas, lo espiritual.
La exposición acaba con un gran formato (tribal) en el que Santiago expresa con su pincelada la salida de la pandemia y las ganas de volver a soñar con viajes exóticos volviendo a recuperar la perdida normalidad. Pedro de Villota nos lleva a momentos cotidianos que evocan la siesta, la pausa retratando tanto a personas conocidas de su entorno como a una serie de gaviotas en Menorca, su lugar de veraneo, que le inspiran en su búsqueda de la belleza de lo cotidiano. Una maravilla muy cool a la que no faltó la gran coleccionista de arte Patricia Phelps de Cisneros, que son palabras mayores. Felicidades querido amigo.