Alberto Tomas y Frank Vicet nos reunieron para un almuerzo que se convirtió en alegre no, lo siguiente, pues ellos son siempre buenos anfitriones y mejores personas. Frank, al que ven a mi lado en una fotografía que da la medida de su grandeza corporal, también muestra la de alma cada vez que uno tiene la bendición de compartir un rato con él.
Lo mismo ocurre con Alberto, por encima de su inteligencia, que es mucha, maneja sus negocios con éxito, sin descuidar jamás a sus amigos. Y esto es un gran mérito que solo poseen algunos elegidos. Y ellos lo son, sin duda alguna.
A la cita se unieron Joan Guaita, que no necesita presentación, y la inconmensurable Neus Cortés, dos grandes del arte en Mallorca y en España, con los que siempre es agradable reunirse y departir. De cada cita sale algo grande, se lo aseguro. Por cierto nos agasajaron con un arroz delicioso, de los de verdad, y una de las mesas más elegantes que uno pueda imaginar, mezcla de tradición, en el lino de la mantelería almidonada y la plata de los cubiertos, y modernidad en la vajilla. Así da gusto trabajar, se lo aseguro.